Esta película viene a decirnos que somos unos auténticos analfabetos emocionales. ¿Cree que lo somos?

Sí. Un poco sí. Y creo que es normal que lo seamos. Hay veces que la vida te pone delante cosas que, afortunadamente, puede ser que no hayas vivido nunca. Y cuesta aprender a gestionar según qué cosas.

¿Por qué no queremos saber nada de la muerte cuando, precisamente, es lo único certero que hay en esta vida?

Claro, debería ser algo sobre lo que hablar con naturalidad. Pero creo que lo hacemos por propia supervivencia. Si lo tuviéramos demasiado presente sería una agonía. Pero creo que hay que aprender a tomarlo con naturalidad y convivir con ello de una manera un poco más coherente.

¿Cómo ha sido entrar en la piel de este personaje tan contenido?

Me ha encantado hacerlo porque aunque sí que hecho papeles más dramáticos, en este caso he intentado, junto a Dani [de la Orden], quitarle reacciones y texto a este personaje. Eso de quitar, quitar y quitar ha sido muy interesante.

Bueno, a veces un gesto o un silencio habla más que una reflexión en voz alta.

Claro. Además, como el texto viene de una obra de teatro, entiendo que en un escenario tiene que estar todo dicho, pero cuando estás delante de una cámara sobra explicar muchas cosas que ya se ven.

El sábado la pudimos ver en la película de Netflix A pesar de todo

No estoy de acuerdo en que sea el verdugo. Sí es un poco el futuro porque se está dando cabida a otras cosas que son maravillosas, y también produciendo. Eso no quita que el cine siga existiendo y se siga cuidando. Estamos en una época en la que se intenta sumar y que existan productos para públicos muy diferentes y que todos tengamos opciones. La variedad es maravillosa siempre.

¿Le pone más nerviosa de la cuenta presentar sus trabajos en su tierra?

No, al revés. El otro día con A pesar de todo comencé a ponerme nerviosa y después me dije: «¡Pero vamos a ver, que estoy en casa!». Es al revés, hay algo de calor y sentirme bien por estar con mi gente. Me hace ilusión vivir el Festival de Málaga y me hace ilusión vivirlo con mi gente.

Sus papeles en La llamada y La llamadaPaquita Salas

Sí, absolutamente. Cuando estaban escribiendo La llamada, Javier Ambrossi y yo trabajábamos de camareros y él me hizo una promesa que después se hizo realidad. En un día malo que tuvimos me dijo que me escribiría un papel para que, al menos por un tiempo, no tuviese que trabajar en algo que no me gustara. Y así ha sido. Sin duda he tenido la fortuna de encontrármelos en mi vida.

Le preguntamos a sus compañeras de A pesar de todoBlanca Suárez, Amaia Salamanca y Macarena García) que cómo era posible que mucha gente no entiende el significado de la palabra feminismo?

Ya. Yo tampoco lo entiendo cómo hay gente que no entiende una obviedad tan grandísima. Creo que al final, cuando un grupo de gente protesta o reclama algo siempre salen detractores. No sé si es porque a la gente le entra miedo o porque a algunos les gusta llevar la contraria. Es tal la obviedad que resulta absurdo. Pero si hay gente que se quiere enfadar que se enfade. Ya se les pasará.