Pero, vamos a ver, Neus Ballús, ¿que tienes lo que tienes entre manos y te decides a hacer una cosa que parece un remake de 'Mi padre, mi héroe'? Lo contaré con los menores spoilers posibles (aunque, no se engañen, lo spoileable aquí es tan nimio que tampoco les estaría aguando demasiado): un padre divorciado y sus dos hijos viajan de vacaciones navideñas a Senegal; pronto nos situamos en la mirada de la hija adolescente, bastante petarda e insoportable pero, al menos, con la claridad mental para sentir vergüenza ajena al ver cómo los turistas blancos hacen el rídiculo y los negros autóctonos se ven obligados a ejercer el papel de entertainers en actividades humillantes y absurdas (pases de modelos, bingos nocturnos, bailoteos de la tierra: o sea, el horror).

No digo yo, Neus Ballús, que te tires a la piscina y hagas como Ulrich Seidl en 'Paraíso: amor', sobre el turismo sexual de unas maduritas en Kenia (escena cumbre: las señoras se hacen con los servicios de un chico del país y se burlan de que no se le levante el ánimo). Ya hemos comprobado que en el cine español no se estilan los ejercicios radicales, provocadores o tremendos, tampoco es que sean siempre necesarios, pero un poquito de dedos en las llagas, ¿no?

Estando en Senegal, presentados los conflictos por ese turismo que rastrea el cachondeo absurdo en villas paupérrimas, ¿de veras que lo más interesante que se te ocurrió era un argumento tipo trama de Isabel Aboy de un episodio de 'Médico de familia'? Porque, de verdad, 'Staff only' es el enésimo relato de la adolescente que se mete en un lío (vamos, el castigo sería un par de meses sin salir el fin de semana) por llevar la contraria y encapricharse, y termina teniendo que afrontar el dilema: asumir la responsabilidad de sus actos o escaquearse como casi siempre y permitir que sean los otros, inocentes, los que carguen con las secuelas. Vamos, el cautionary tale adolescente de toda la vida. De fondo, muy de fondo, estaba la película interesante.