Uno de los grandes problemas del cine español (al menos del que estamos viendo en esta Sección Oficial inane Películas como '522. Mi gato, un chino y mi padre' y 'Staff only' se encierra en metáforas apolilladas incapaces de hablar directamente con el espectador (en el primer caso) o desaprovechan la mirada a lo incómodo que tienen delante para apostarlo todo a una trama de iniciación a la madurez cansino, superfluo, inane (en el segundo). Sumen a este lista, y pónganla en el top, 'La banda

Que sí, que sé lo que ha pretendido Bueso. Soy el primero que está harto de la ironía como síntoma de inteligencia y del cinismo como la manera adecuada y útil de mirar al mundo y a nuestras vidas; si hubiera una manifestación por el regreso de la inocencia y de la ilusión como leit motiv de nuestro paso por el mundo ahí me verían en primera fila, llevando la pancarta. Pero una cosa es eso, y otra apoyar algo como 'La banda', una película protagonizada por un chaval con un pavo irritante, con unos diálogos que parecen escritos por un algoritmo, en la que llueve siempre que hace falta (para asegurarse la emotividad de la escena, claro), y que maneja la sentimentalidad con una infantilidad realmente pasmosa (¡que los personajes tienen casi 30 años, por Dios!).

No me importa que todo sea blanco aquí, porque el prestigio de lo retorcido y lo 'shockeante' también me repatea, pero a veces de tan blanca la cosa se queda transparente, desvestida de cualquier contenido de interés. El plano final es revelador: primer plano del protagonista, con una barba postiza realmente cutre y la misma cara de nada de toda la película, y suena una fanfarria orquestal de sentimientos épicos; una imagen que determina con precisión la distancia entre lo que había en la cabeza de Bueso y lo que finalmente le ha salido.