Si bien es cierto que en una historia con las características de Sordo los dispositivos esenciales deben orientarse al guión y las interpretaciones, el director Alfonso Cortés-Cavanillas decide apostar con valentía todo el valor de su obra en un montón de clichés, guiños, homenajes y copias de un universo cinematográfico familiar y cercano para el público objetivo al que va dirigida su película.

Sordo es la película española más valiente de estos últimos años. Conseguir agrupar a un grupo de estrellas emergentes, otras consolidadas y algunas clásicas para contarnos una historia de maquis al más puro estilo del western filmada como una película de acción y aventuras actual debe de ser todo un desafío. Nadie le podrá quitar a su director ese mérito.

Pero, ¿qué le falta para convertirse en esa película de la que todos deberíamos hablar? Principalmente, un tropiezo en la estructura de guión donde los personajes dejan de seguir sus propios objetivos (los que los tuvieran) y acaban convirtiéndose en seres deambulando por una trama en la que aparecen y desaparecen a su antojo; también, la aparición de tramas secundarias que ayudan nada o poco al funcionamiento de la principal; y, por último, ese tufo a «no tenemos dinero y lo hemos tenido que hacer así» que impregna toda la obra. Los personajes de Sordo son los de un western, seres que acaban encontrándose con su destino más tarde o más temprano con ese cierto regusto amargo al mundo que les rodea. A alguien le han interesado estos personajes alguna vez pero no hasta el punto de darles una buen final.

Cortés-Cavanillas despliega una destreza en lo estético, cinematográficamente sobresaliente, para construir mundos y atmósferas. Y para después llenarlas de momentos de una extremo amor por el cine con una delicadeza dramática, un divertido estilismo y situaciones absurdas que destilan aún así pureza cinematográfica por los cuatro costados en torno a uno historia sobre el uso de la violencia y la salvación en las historias de amor clásicas como metáfora simbólica apoyada en la importancia de lo deseado más que en lo vivido. Esto no es cine español, esto es mucho más. Es cine de categoría pero por favor: más revisiones de guión, más dinero y más tomas. Más Alfonso Cortés-Cavanillas.