«Seguimos trabajando con ilusión, pronto tendréis noticias nuestras». Con este mensaje en sus redes sociales el Festival de Málaga se apoya en el optimismo tras la dura decisión tomada: la de aplazar su vigésimo tercera edición, a tres días de su inauguración, por la incertidumbre en la propagación del coronavirus. Todo está sobre la mesa: el equipo capitaneado por Juan Antonio Vigar baraja muchas opciones.

Así, de un lado, cobra fuerza el mes de junio como plan B; recordemos que la tercera y cuarta edición pisaron ya ese mes, antes de que el certamen reformulase su calendario para asentarse en unas fechas más propicias y favorables a la pesca de estrenos de envergadura (sin el aciago verano a la vuelta de la esquina). Y, por otro, también se debate la posibilidad de un certamen compactado, con menor número de actividades y fechas, para salvar los muebles de la temporada. No hay, ni mucho menos, nada cerrado y hablamos, de momento, de posibilidades, de opciones.

Mover un festival, un proyecto en el que se trabaja todo un año, es una tarea titánica, y más en un paisaje sanitario tan incierto como el que atravesamos, en el que aún no se ve, ni de lejos, la luz al final del túnel. Desde que se celebra en marzo, el certamen malagueño siempre ha disfrutado de una ventaja: no tiene ningún festival de cine en seis meses a la redonda, por lo que disfruta de cierto poder y peso en el calendario, sin competidores. La celebración en junio supondría acercarse peligrosamente a, por ejemplo, el Cinema Jove de Valencia (19-27 de junio) y el Festival de San Sebastián (18-26 de septiembre), certámenes que, naturalmente, buscan sus exclusivas, sus películas y homenajes potentes.

En este panorama, de momento, una buena noticia. El concierto de Vanesa Martín con el que se iba a cerrar el Festival en el Teatro Cervantes, el 22 de marzo, se mantiene «mientras no haya otra indicación al respecto por parte de las autoridades sanitarias». Por supuesto, no lancen sus campanas al vuelo, porque todo puede cambiar, dependiendo de la evolución de lo que ya ha sido considerado una pandemia por la Organización Mundial de la Salud.

Mientras los responsables de la cita cruzan los dedos, se ha iniciado el proceso de devolución de las entradas que ya habían sido adquiridas: el importe de las entradas compradas a través de internet y teléfono será reembolsado de forma automática; las entradas adquiridas en taquilla se podrán devolver en cualquiera de las taquillas habilitadas en el Teatro Cervantes y en el Cine Albéniz.