Manuel Álvarez Diestro y Hugo Obregón presentaron ayer Trenes que van al mar en la competición alternativa de largometrajes del Festival, ZonaZine; un filme marcado por las circunstancialidades de tres espacios diferentes y la dualidad de lo documental y lo ficticio.

La cinta, rodada en Seúl, Londres y Hong Kong, abarca la realidad de Lee Fan Bao desde tres perspectivas, ese «tríptico de ciudades», según Álvarez Diestro. Muchas de las escenas «se fueron creando sobre la marcha», aseguró ayer el realizador, para quien el contexto y los lugares de la filmación y la historia resultan más decisivos que los protagonistas. «Se nota que nos interesaba más el contexto que los propios personajes. Nos interesaba más el fondo de la ciudad, su parte subjetiva. Por eso el contexto es más subjetivo que la objetividad que sacamos de los personajes», resumió el director, quien define Trenes que van al mar como «una historia de pareja, de amores que no se encuentran».

«A fuego lento»

La película se ha hecho «a fuego lento a lo largo de 8 años», como ha reconocido Manuel Álvarez-Diestro, quien reconoció que en ella hay mucho de su vida personal. «Tanto Hugo como yo llevamos viajando muchos años, yo he estado viviendo fuera de España 30 años. Toda la película salpica mi vida personal en esos países. La cinta es un ejercicio de 30 años de viaje, muy personal. En ella aparece mi casa en Corea, mi ex mujer, etc.», añadió el realizador santanderino.

Trenes que van al mar es el primer proyecto cinematográfico de Álvarez Diestro y Obregón, amigos del instituto, ambos muy influenciados por el cine asiático, por una forma vanguardista y elíptica de crear. «Queríamos mostrar un cine donde no se encuentran las cosas, donde es tan importante omitirlas como realmente contarlas», aseguró Álvarez Diestro.