Los directores Germán Roda y Venci D. Kostov lograron colarse en las tripas de La Zaranda y asistir al proceso creativo que se produce en los ensayos de un nuevo espectáculo, y el resultado es un documental que revela que, más que una compañía de teatro, La Zaranda es una forma de vida.

«Nadie es proclive a que se entre en ese espacio sagrado, pero La Zaranda menos. Creo que fue el momento, cuando cumplían cuarenta años y, aunque ellos no piensan mucho en el legado, quizás pensaron que era el momento de tener un legado, porque antes se habían negado a que nadie entrara allí y grabar», afirma Roda, que asistió ayer al estreno de La Zaranda, teatro inestable en el Festival de Málaga.

Les propusieron «no estorbarles y seguirles en el camino», explica el director, que añade que con ellos «hay que entregarse al cien por cien, no hay plan B, porque llevan 42 años con esa forma de trabajar».

Por su parte, Kostov resalta que la compañía jerezana, Premio Nacional de Teatro en 2010, «es un referente teatral en España, pero sobre todo también en Iberoamérica, con grandes giras por Colombia o Argentina». «Son muy queridos en Iberoamérica, porque hablan de algo muy local y muy íntimo, pero con alcance universal, de forma que alguien cruzando el charco pueda identificarse», agrega Kostov.

Aunque la mayoría de sus obras son protagonizadas por Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez, en la que se ensaya en el documental, El desguace de las musas, también participa Gabino Diego. ara Kostov, era sorprendente «cómo los actores de fuera de la compañía se entregaban en cuerpo y alma a La Zaranda», porque «cuando alguien entra por la puerta de la nave, forma parte de La Zaranda».