"Blanco de verano", el primer largometraje dirigido por el mexicano Rodrigo Ruiz Patterson, aborda a través de su protagonista el fin de la infancia y cómo expresar en esa etapa experiencias y emociones que se sufren por primera vez como el amor, los celos o la experiencia emocional.

Al igual que el protagonista de esta película mexicana, presentada este jueves en la sección oficial del Festival de Cine en Español de Málaga, Ruiz Patterson creció junto a su madre soltera y por su vida "desfilaron muchos padrastros" con los que tuvo "distinto tipo de relación", ha explicado en rueda de prensa telemática desde México.

"Esta película partió de un lugar muy personal. Empecé escribiendo la historia de mi infancia, me acerqué a Raúl Sebastián Quintanilla (el coguionista) y vimos que la historia de mi vida no funcionaba, no era interesante, por lo que decidimos ficcionar", ha añadido.

Por ello, esta historia nació "de una experiencia personal" que ambos guionistas transformaron para darle "coherencia dramática y que funcionara como un drama que va escalando".

La fascinación del joven protagonista por el fuego la emplea "como una metáfora del interior del personaje, de su ira, porque visualmente funciona bien, ese fuego va creciendo y literalmente quemando al personaje", según el director, que ha agregado que "si uno no sabe acomodar las emociones que aparecen por primera vez en la vida, hacen erupción".

Para ese papel principal decidió no contar con un actor "con formación", porque considera que "en México, los actores de cierta edad están en general viciados con ciertas prácticas para que funcionen en televisión y tienden a sobreactuar".

El elegido fue Adrián Rossi, quien ha asegurado que acercarse al personaje supuso un trabajo "duro" porque no se parece nada a él y se tenía que ver la pantalla "una relación muy íntima entre madre e hijo".

El joven actor ha agregado que el trabajo previo al rodaje con Sophie Alexander-Katz, que interpreta a su madre, fue muy intenso, se sintieron "muy apegados en el lapso de la preparación" y cree que "eso se ve en la película".

La propia Alexander-Katz ha incidido en este labor de recrear "la convivencia cotidiana entre una madre y su hijo", porque buscaban "lograr una simbiosis" entre ambos personajes.

"A veces, la adultez es más parecida a la adolescencia que le adultez misma", ha señalado la actriz, que cree que es lo que le ocurre a su personaje, que conecta tan bien con su hijo "porque hay una parte de su estructura que se quedó en la adolescencia".

Según Sophie Alexander-Katz, la protagonista "cubre deficiencias personales con la compañía de su hijo" y, "al final de la vida, siempre va a optar por estar con su hijo antes que con nadie más".