Sección Oficial | Secun de la Rosa Director y actor

Secun de la Rosa: "El arte me salvó la vida, me descubrió otros futuros posibles"

Debuta como realizador con una amable y tierna reivindicación de los cantantes anónimos, de las personas a las que el arte les salva la vida. No ha podido acudir al Festival por problemas de salud

De la Rosa, durante el rodjae

De la Rosa, durante el rodjae / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

No es habitual que un realizador debute inaugurando un festival como el de Málaga. ¿Cómo se siente? 

Me siento muy honrado de que el Festival de Málaga apueste por mi película. Y más aún por el cariño que han mostrado al seleccionarla para la gala inaugural. Además, mi padre es malagueño.

¿Los nervios del director ante el estreno son los mismos que los del actor?   

El proceso de la película ha sido complicadísimo y los nervios y el respeto que me produce verla por fin terminada y exhibida son mucho más profundos para este Secun director que para el actor. Cuando eres actor quieres que la película salga bien, sea buena y que tu trabajo no desmerezca; pero al ser director ni yo mismo sabía cuánto de uno hay en todo el proceso. Y cuánto de uno queda en la película. Y cómo te cala a nivel emocional lo que suceda con ella.

Para usted, la pandemia ha sido un revés emocional tremendo: se paró el rodaje, hay secuencias en el guión que no se han podido hacer por las medidas higiénico-sanitarias... Dice que fue el peor momento de su vida profesional. Visto ahora con el tiempo, ¿ha aprendido algo de ello o sigo doliendo el recordarlo? 

Me gustaría creer que he aprendido algo de todo aquello. Fue muy duro por tanta gente implicada y por lo inesperado del momento: vivir esa pandemia justo cuando por fin consigues hacer tu primera película. Pero, pese a nuestras dificultades, la pandemia ha tocado a todo el mundo y ha habido desgracias y tristezas mucho más dolorosas. Aunque al final conseguimos acabar la película, claro que queda el pellizco, el dolor, de lo que no ha podido ser. Pero también la alegría del esfuerzo de mucha gente y el milagro de haberla terminado, que parecía imposible.

A colación de lo anterior, en 'El País' confesó, y le honra, que El cover no es exactamente la película que soñó pero no sólo por el coronavirus: dice que deseaba haber debutado como realizador con un proyecto más pequeñito. ¿Ha pecado de ambicioso? 

No, no tiene que ver con la ambición. Porque El cover es una película sencilla, con canciones en directo, un homenaje a artistas que no han triunfado y yo quería contar con muchos compañeros desconocidos pero maravillosos que he conocido en los años de la música. Es una historia íntima, a medio camino entre el amor al público y al cine indie. Más bien me refería, y esto es una autocrítica, a que mi camino natural después de muchos años de escribir y dirigir teatro tendría que haber sido una primera película basada en una obra de teatro mía, texto y actores, artesanal... porque así es como siento a mi yo más verdadero. En cualquier caso y por otro lado tengo cincuenta años, mi padre malagueño se fue a Barcelona a buscarse la vida, mi origen es muy humilde y cada pequeño avance que he tenido -sin perder la sonrisa como la Cabiria de Fellini-, ha sido muy poco a poco. Cuando llegó 'El cover', pese al miedo y a todo lo que me falta por aprender, incluso de la industria, decidí hacerlo. Pero en mí caben las dos cosas, la alegría de haberla rodado y la idea de que también hubiera sido bueno llevar al cine una pieza mía de teatro. Y en eso estoy... 

La película habla de gente a la que el arte le salva la vida, como usted mismo también ha confesado. ¿Dónde estaríassi el arte no se hubiera cruzado en su vida?

Eso no se puede saber. Yo soy de la Barcelona del extrarradio, del barrio. Me he criado en esa España de finales de los 70, primeros 80. De los cines de reestreno, de los descampados, de huir de los navajeros y los yonquis. Para mí descubrir primero el cine y luego la posibilidad de estudiar teatro, fue un mundo. Sí que puedo decir que el arte me salvó la vida, en el sentido de descubrir otras gentes, compañeros, otras vidas, otros futuros posibles. Todos mis años de estudiante de teatro conociendo a autores, montando obras, descubriendo el valor del compromiso por la tarea, el hacer equipo... todo eso me ha formado como hombre y como artista.

¿Qué pasa con los actores de 'Aída' que actores de la serie como Eduardo Casano, Paco León y usted se han lanzado como directores con propuestas tan singulares?

En 'Aída' ocurría algo maravilloso. Disfrutábamos como locos de grabar la serie, pero en los tiempos muertos, casi se puede decir que disfrutábamos igual o más. La creatividad de Paco, Edu, Carmen, Pepe, Mariano, Miren, Ana, Canco, Mélani, David, Marisol, Pepa, Oscar, Nestor... no tenía fin. Dibujos, montar obras de teatro, cortometrajes, las semillas de las primeras películas, vídeos... No parábamos. Fueron unos años creativos y sobretodo disfrutones, de lo mejor que me ha pasado en mi carrera.