Crítica

Ni sentir ni padecer ante la vida perra

Reseña de 'La ciudad de las fieras', en la Sección Oficial del Festival

Una imagen del filme

Una imagen del filme / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

La ciudad de las fieras

Dirección: Henry Rincón

Intérpretes: Bryan Córdoba, Oscar Atehortúa, Valeria Pérez, Joel Mosquera, Héctor García

No llevamos ni cinco minutos de 'La ciudad de las fieras' y ya hemos visto un gallo muerto, y su reguerito de sangre, en una pelea de ídems y a un adolescente dejándose el mínimo dinero que tiene en el ataúd para enterrar a su madre. Cierto cine latinoamericano busca su razón de ser en el puñetazo sórdido y lúgubre, pero el truco, por repetido hasta la saciedad, ya ha perdido su eficacia e, incluso, queda reducido al cliché. Afortunadamente, la película de Henry Rincón no va por ahí, y pronto nos inmiscuye en escenas cotidianas de esa juventud colombiana que vive en barrios chungos y a la que se les niega siquiera el más estrecho de los horizontes. Sí, que el protagonista sea un gallo de esas batallas de raperos es de primero de Metáforas y no hay nada revelador, pero la mirada es empática y natural, y vamos conociendo a los chavales con paciencia, sin demasiados sobresaltos.

A partir del obligado viaje del protagonista al campo en busca de unas desconocidas raíces familiares, la película toma vuelo con unos preciosos momentos musicales (¡cómo canta y le brillan los ojos al abuelo!), algunas escenas melodramáticas desprovistas de énfasis sentimental (¡qué seco es a veces el abuelo!) y una melancólica mirada a lo rural como refugio en momentos de zozobra personal. Pero luego todo se desinfla de nuevo, porque Rincón se lanza a tumba abierta (nunca mejor dicho) a un desenlace más que previsible en busca del punch emocional. A esas alturas, uno ya ni siente ni padece tras la enésima escena del protagonista en cámara lenta y con música así intensa ante un nuevo varapalo de la vida perra, y piensa que ésta sería una de esas películas de Gracia Querejeta sobre la familia pero con extra de mal rollo y desconchados en las paredes.