Crónica

Secretos del cine malagueño

El del Medio de los Javis

Sólo me he mojado los pies, promised, pero estoy completamente negro. ¡Qué cambiazo! Mañana las chicas del Cervantes no me reconocerán. Sólo los pies. Ya que no me puedo bañar en la piscina de la terraza del AC Málaga Palacio, también llamada mi segunda casa. Para empezar con una alegría he de comunicarles que la gran revelación de nuestro festival, Stephanie Cayo, ha vuelto. ¿No han notado que ha vuelto a salir el sol?

En la playa me cuentan que numerosos medios de comunicación aún esperan que la persona que lleva prensa de Hombre muerto no sabe vivir ponga orden entre tanto caos. Que ya lo sé, que nosotras somos las malas de las pelis, que somos muy pesadas por querer dar publicidad a las películas y encima que queremos saber todo lo concerniente a un producto tan complicado como es el cine, como ya les he dicho, el arte de lo imposible. Llevamos varias noches viendo a Ezekiel Montes y su grupo de amigos y amigas, todos con pinta de outsiders ajenos a ese famoso grupo de Facebook llamado Yo también he trabado con EM. También Enrique tiene su propio cementerio, no lo vamos a negar.

Antes de nada, también he de pedir perdón por estar ausente algunas noches: no siempre se puede estar en los sitios que uno quiere pero sí en los que se debe. Ahí lo dejo. Ayer se estrenó el documental de Danza Invisible. Todo un éxito y muchas reinas del Caribe aparecieron en la terraza del AC pidiendo Plata y Plomo, la bebida que está revolucionando el Festival de Málaga.

Hoy nos han llegado ecos de tormenta desde el Cervantes. Yo no he visto Hombre muerto no sabe vivir pero me hacen saber que un director malagueño sí, y con cierto resquemor. No te metas en esos berenjenales, director malagueño, haz tu propio cine siempre que te dejen y si no te dejan haz como Ezekiel: inventas dinero y haces la película. Y es que a fecha de hoy se desconoce cuánto ha costado Hombre muerto... (quizás sea el gran secreto del Festival). Y la verdad es que resulta más atrayente la manera tan oculta y misteriosa con la que este hombre ha hecho su película que el resultado, que la película en sí. ¿No les parece? Un enigma dentro de un enigma. Un acertijo dentro de otro acertijo. Una película dentro de otra película.

No quiero ponerme pesada con tanto secretismo pero, ¿no les resulta confusa esa mirada serena y comprensiva a todo lo oscuro y violento de la sociedad que derrocha Ezekiel? ¿Su exacerbación del mundo cani y la manera de salpimentar cualquier comentario de la película con alguna vivencia del pasado siempre relacionada con la violencia y con la justificación de la misma de un modo u otro….? Habría que explicar al autor de Hombre muerto… que aunque el creador de una obra sea la antítesis de su personaje, el protagonista es él. Y aunque jamás hayas estado en el lugar de los hechos, ese lugar es su casa. Y aunque el asunto parezca muy lejano a él, el asunto es él. ¿Es eso autoficción? Seguramente porque todo lo que nace de uno lo es.

El aparatoso desequilibrio en la parrilla festivalera empieza a hacer estragos. Desde mi terraza del AC puedo ver esas caras desencajadas de los compañeros y compañeras de prensa pensando: «¿Qué hacen aquí con lo a gustito que estaba yo en mi casa?». Pues muy fácil: retratar el estado del cine español en toda su esencia. Poner de manifiesto la crudeza y la gravedad de la situación cinematográfica actual puede ahorrarnos muchos quebraderos de cabeza a la hora de juzgar lo que queda de nuestro cine.

En fin... ¡Camarero, chico! Otro Plata y Plomo, por favor.