Festival

Ver cómo una mujer sufre, subgénero cinematográfico

Crítica de 'Lo invisible', de Javier Andrade, en la Sección Oficial del Festival

Una imagen de 'Lo invisible'

Una imagen de 'Lo invisible' / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Película: Lo invisible

Dirección: Javier Andrade

Guion: Anahí Hoeneisen, Javier Andrade

Intérpretes: Anahí Hoeneisen, Matilde Lagos, Gerson Guerra, Juan Lorenzo Barragán

Hay todo un subgénero cinematográfico, amplio y abierto, que podríamos denominar como 'películas basadas en ver sufrir a una mujer'. Ejemplos, a puñados: desde el factor psicológico-traumático ('La herida', Fernando Franco), pasando por el delirio más o menos terrorífico ('Cisne negro', Darren Aronofsky), hasta la cosa social ('Ama', de Júlia de Paz). Se trata de seguir, a muy corta distancia, paso a paso, a una chica o señora en una peripecia trágica, haciendo crepitar el drama íntimo de manera lenta pero constante, para conseguir la asfixia del espectador, con abundantes planos cogoteros.

El ecuatoriano Javier Andrade se suma a la fiesta con 'Lo invisible', la cotidianidad de una mujer que, tras salir del psiquiátrico por haber intentado matar a su bebé recién nacido durante un episodio agudo de depresión postparto, vagabundea por aquí y por allá, tratando de aceptarse. Luisa, que así se llama la señora, se pasea como un fantasma por un hogar envidiable pero frío, lejano, entre el servicio y la familia, que parecen no percatarse de su existencia; la mujer, casi ya un maniquí, una máscara, persigue sentirse viva de alguna manera (gritando, corriendo, emborrachándose, autolesionándose, teniendo sexo furtivo) pero nada la conecta a la realidad, la suya, que parece esquiva, imposible, ficticia.

'Lo invisible', que apenas llega a los 80 minutos, supone una experiencia un tanto tediosa (me temo que así lo pretendió Andrade), quizás más fría, voyeurística que empática en la inmersión en el dolor y tristeza insoportables de su protagonista, aunque juega con acierto y perspicacia con abundantes simbolismos (espejos, bosques) y sabe cerrar la historia (con su único final posible) con cierto potencia lírica. Interesante. 

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