A la espera de esa gran historia...

En el mundo del cortometraje Jota Linares ha sido un semidiós del que todos esperábamos su salta al largometraje. Tras sus éxitos obtenidos en el teatro con '¿A quién te llevarías a una isla desierta?' su paso a la gran pantalla sería cuestión de tiempo y así fue. En este casa la avispada productora que le otorgó una oportunidad donde lucir todo su talento cinematográfico fue Netflix, ofreciéndole llevar su obra de teatro a la gran pantalla. Una batalla de la que el gran Jota salió victorioso y donde puso de manifiesto su gran labor con los actores y actrices y esa delicada mirada que encuentra el origen de todas las frustraciones de una generación ligada a las pantallas. 

Ahora Jota Linares vuelve de la mano de Netflix a presentarnos 'Las niñas de cristal', una producción de alto nivel en comparación con su anterior película,' Animales sin collar', donde no consiguió entrelazar los suficientes hilos de interés que sustentan una historia y trasladarlos al gran público. 

En 'Las niñas de cristal' Jota Linares sigue siendo (que no pareciendo) ese gran director con todo a favor que solo espera esa gran historia por contar que le catapulte al lugar que se merece, pero ésta su última película no lo es. Adolece de un excesivo formato televisivo, sufre diferentes reajustes de interés en el espectador, sus personajes son dinámicos pero en ocasiones planos, esperando a que algo o alguien solucione sus problemas, sin iniciativa propia, seres poco empáticos en mundos hostiles (lo peor que le puede pasar a un drama juvenil). Y lo peor de todo es esa sensación presente en toda la película de huir de un referente claro en la obra como es 'Cisne negro', de Darren Aronofsky y protagonizada por Natalie Portman.

En definitiva, el último trabajo del gran Jota Linares es un cuento de hadas y fantasía, con brujas disfrazadas de madres y ambientado en el mundo del ballet donde el director gaditano necesita más de dos horas y un ejercicio de baile cada ocho minutos para contarnos la historia de dos bailarinas que necesitan ensimismarse en mundos imaginarios incapaces de encontrar referentes con los que asumir la realidad. 

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