Festival de Cine de Málaga

Manolita Chen: «Ni trans ni tren, no me gustan las etiquetas. Yo siempre he sido mariquita»

Manolita Chen es el hilo conductor de 'Transuniversal', una película que se compone de un puñado de testimonios para reivindicar los derechos de las personas trans

Manolita Chen, junto a Rafatal ayer en el AC Málaga Palacio.  | GREGORIO MARRERO

Manolita Chen, junto a Rafatal ayer en el AC Málaga Palacio. | GREGORIO MARRERO / chaima laghrissi rochdi. málaga

Chaima Laghrissi

Chaima Laghrissi

«Ni trans ni tren, no me gustan las etiquetas. Yo siempre he sido mariquita», bromea. Así se presenta Manuela Saborido Muñoz (Arcos de la Frontera, 1943), conocida artísticamente como Manolita Chen. Ella es el hilo de Transuniversal, un documental del director y guionista malagueño Rafael Robles Rafatal y que fue estrenado ayer en uno de los pases especiales de la sección dedicada a la no ficción del Festival de Cine de Málaga.

Coincidiendo con la reciente aprobación de la Ley Trans, la película busca apoyar la «autodeterminación de la identidad de género», además de aclarar conceptos, estructurar un mapa del estado de la cuestión que sirva para comprender una lucha por la equiparación de los derechos humanos.

«Nunca pensé que fuese así, porque siempre había hecho ficción pero me di cuenta en 2016 de que quería hacer más cosas. Divulgar una serie de conceptos. Coincidí con Manolita y decidí que tenía que hablar de las personas trans», recuerda el cineasta.

'Transuniversal' recoge el testimonios de 21 personas transexuales, de todas las generaciones y de diversos ámbitos, desde actrices como Daniela Santiago y Samantha Hudson, escritoras como Elizabeth Duval y Valeria Vegas o activistas como Carla Antonelli.

¿Quién es Manolita Chen?

El hilo conductor de toda la película lo conforma la entrevista que Cris Calvente, ganadora de un Premio Max de la Compañía El Espejo Negro de Ángel Calvente, realizó a la artista Manolita Chen.

Chen es una activista, vedette y la primera mujer transexual en adoptar en España. Una mujer que vivió vivió la época en blanco y negro del Fransquismo, donde «no se podía decir que eras maricón».

A sus 80 años aún recuerda como si fuese ayer «los alpargatazos que mi madre me daba»: «Yo con cinco años sabía que quería ser una niña, quería cocinitas y mi madre me daba palizas de muerte, y me decía: Que nadie te escuche decir eso, tú eres un niño», recuerda.

Los maltratos y violaciones en casa se convirtieron en algo habitual pero Manolita nunca renegó de ser quién era: «Ahora se dice transexual, pero yo era una mariquita y lo sigo siendo. ¡Ay, por dios tantas etiquetas!». Cuando Chen se dio cuenta de quén era «las cosas no fueron a mejor»: «Ni niños ni niñas querían jugar conmigo y empecé a trabajar en una fábrica con tan sólo 7 años. Mi madre me buscó una novia, le compraba cosas y me decía cómo debía actuar. Me daban aceite de ricino para que lo bebiera», asegura.

A los 17 años, Manolita decidió huir y coger el primer tren que encontrase: «Parecía Jesús Nazareno: tenía la espalda llena de sangre de una paliza que me dio mi hermano», afirma. Ella soñaba con ser vedette, ir con vestidos de lentejuelas y plumas «muchas plumas». Algo que logró, ya que perteneció a las compañías de Juanito Navarro y también actuó junto a Lola Flores y a Juanito Valderrama.

Su fuerza y carisma la ayudaron a sobrevivir: «No había muro que yo no pudiese escalar. Aquí estoy, nunca dejé de luchar y nunca lo dejaré de hacer por mí y por las que quedan. Mientras Manolita siga viva no dejaré que se mueran». Por ello, nació la Fundación que lleva su nombre y que acoge a personas transexuales que se encuentran en situación de exclusión, y que sufren el rechazo de sus familias: «Está hecha para mis mariquitas y mis transexuales, para que no se mueran solos entre cartones. No lo vamos a permitir», manifiesta. Una fundación que ya acoge a más de 120 personas.

Respecto al panorama actual, tanto Rafatal como la vedette coinciden en que «aún hay pasos que dar, no hay que parar. Ni un paso atrás», recalca Manolita. «Afortunadamente se está haciendo y reconociendo a figuras como Manolita, aunque todos los homenajes serán pocos. Me quedo con una frase: Uno es como cada uno lo quiera ver. Cada uno sabe quién es y que cada uno le ponga el nombre que quiera», cuenta.

Y lanzan Manolita y Rafatal un mensaje para las futuras generaciones: «A las personas jóvenes le digo que no se agachen, la dignidad lo es todo».