DESPERTÉ CON UN SUEÑO
Dirección y Guión: Pablo Solarz.
Reparto: Lucas Ferro, Mirella Pascual, Romina Peluffo, Mariana Swilevitz, Ema Sena
Hace unos días, investigando un poco sobre Desperté con un sueño, me topé con una descripción que llamó bastante mi atención: «Es una película de autor para todas las edades». Asimilamos la etiqueta autoral a películas difíciles, personalísimas, a veces insondables y, claro, sobre asuntos adultos (sexo, muerte et al); ¿por qué no aplicar esa aproximación singular a otros temas, a cuestiones de la vida que empieza, alejada todavía de ciertas preocupaciones? Hoy, con la película ya vista, confieso que aquella definición del largometraje sí que resulta bastante precisa pero no en el lado ilusionante de la expresión.
Pablo Ferro debe de ser un alma vieja en un cuerpo de adolescente (vamos, lo que se dice un viejo chico) y compone aquí a un teen entre marisabidillo e irritante que perora cosas sin importancia pero con el aire de importancia de un teen entre marisabidillo e irritante que perora cosas sin importancia.
Y no me apetece ir más allá, la verdad; aquí trazo la línea, el límite. Hace tiempo justificaba cierta franqueza directa de mis reseñas en dos razones: la primera, siempre he odiado la condescendencia, cultivarla y sufrirla; la segunda, las entradas del cine, las buenas, las malas, las regulares, las independientes y los blockbusters cuestan todas lo mismo, así que las excusas, para el excusólogo. Hoy, años después de haber ideado ese escueto código deontológico personal, me permito vulnerarlo: prefiero ser condescendiente y detener el torrente de juicios destemplados en que me habría empleado a fondo hace tiempo. 'Desperté con un sueño' es una película protagonizada por un chaval de 15 años, cuya historia original que escribió a los 12 sirvió para levantar el guión definitivo. Es el proyecto personal de un chico, Pablo Ferro, quiere ser actor y a mí me parece estupendo. No voy a ser el imbécil que le dé un disgusto.
Eso sí, para Pablo Solarz, el director y guionista de la película, que peina ya más de 50: su película es plúmbea, hueca (dura 76 minutos y sobran más de la mitad) y de una ampulosidad que me ha echado para atrás.