Festival de Málaga

Jone, a veces o cómo pasar a la adultez sin "que sea un drama"

La directora Sara Fantova trae a Málaga la película 'Jone, Batzuetan' ('Jone, a veces') que compite en la sección oficial del certamen. Se trata de una historia íntima sobre el amor, la familia y el paso a la adultez, marcada por el cuidado y la superación de heridas del pasado

La directora bilbaína Sara Fantova, en el puerto de Málaga

La directora bilbaína Sara Fantova, en el puerto de Málaga / GREGORIO MARRERO

Chaima Laghrissi

Chaima Laghrissi

Málaga

La directora Sara Fantova presenta este sábado en el 28 Festival de Cine de Málaga la película 'Jone, Batzuetan' ('Jone, a veces', en castellano), que compite en la sección oficial del certamen. Se trata de una historia íntima sobre el amor, la familia y el paso a la adultez, marcada por el cuidado y la superación de heridas del pasado.

La trama sigue a Jone, una joven de 20 años que, durante las fiestas de la Semana Grande de Bilbao, descubre el amor por Olga mientras lidia con el miedo a perder a su padre, afectado por el Parkinson, en un verano de contrastes entre euforia e incertidumbre.

Fuera de cámaras me ha comentado que venías mucho a Málaga cuando estudiabas, especialmente al Festival de Málaga. Ahora, desde la perspectiva de directora, ¿cómo lo vive?

Muy fuerte. Estoy súper contenta de poder estrenar en un festival como el de Málaga, porque al final es un espacio en el que la peli se empieza a ver, empieza a verla la prensa, el público, y me hace mucha ilusión poder compartirlo con la gente que quiero y con quienes han hecho la película posible.

¿Cómo y cuándo nace Jone, a veces? 

En esas navidades, mi padre me ofreció leer sus diarios personales de cuando era joven, y me puse a leerlos como loca y esos diarios se convirtieron en la raíz de lo que después ha sido la película. No tanto por el contenido en sí, sino por el diálogo que se generó entre mi yo actual y mi padre joven, leyendo desde el presente su pasado. Ese vínculo, ese puente que se estaba formando, nos interesó mucho trasladarlo a la película. Nos ayudó a comprender mejor la relación entre este padre y su hijo, que no se comunican mucho, no se cuentan cómo están, qué les pasa ni qué desean. Encontramos en este elemento un puente para el acercamiento entre John y su padre.

Quería transmitir un mensaje específico con la película ¿Cuál era?

Quise retratar ese momento de transición entre la adolescencia y la edad adulta, cuando empiezas a enfrentarte a aspectos de la vida que no son tan luminosos. Descubres una parte más compleja, más oscura, y debes aceptar que también es parte del crecimiento. Ese cambio puede implicar un duelo, una ruptura con la etapa anterior, y también un cambio de roles en la familia. Quise contar esta evolución sin que se convirtiera en un dramón, sino mostrando cómo aceptamos la vida con sus luces y sombras.

¿Cómo encontraste el equilibrio entre la narrativa y la parte emocional sin caer en el dramatismo?

No queríamos enfocar la historia en una crisis familiar o en la necesidad de ayuda de los personajes. Lo que realmente nos interesaba de la parte emocional de los cuidados. No queríamos mostrar un drama, sino a dos personas que no se comunican, que no se entienden y que, sin embargo, necesitan hacerlo. La comunicación es el pilar fundamental de cualquier relación y de cualquier forma de cuidado. Nos interesaba explorar esa incapacidad de expresar miedos y sentimientos, como el miedo a la pérdida de un padre, sin necesidad de enfatizar el conflicto de manera explícita.

¿A qué tipo de público cree que está dirigida la película?

Creo que es una película bastante universal y con un carácter intergeneracional. El tema que trata es algo con lo que cualquiera puede identificarse: adultos, jóvenes, hombres y mujeres. Es una historia que aborda aspectos muy humanos y sencillos, y el conflicto entre Jone y su padre es completamente universal, por lo que puede conectar con cualquier persona.

Siendo su ópera prima, ¿qué ha significado para esta película?

Ha sido un proceso increíble. Desde que entras en la escuela de cine, tienes ese deseo de contar historias, sin saber a ciencia cierta si serás directora o no. Pero existe esa inquietud. Que, tras todos estos años, ese deseo se haya materializado en una película es alucinante. Además, lo he hecho junto a mis compañeras de clase, con quienes aprendí a hacer cine. Compartir el proceso con ellas y haber construido juntas esta película ha sido una experiencia maravillosa. Ahora me pregunto: ¿y después de esto, qué hago con mi vida?

Y ¿qué va a hacer ahora con su vida?

Quiero seguir escribiendo, aunque siento que este es un momento tan especial...

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