Crítica

La pasión por contar sin tener nada que contar

Reseña de 'Jone, a veces', de Sara Fantova, en la Sección Oficial a Concurso del Festival de Málaga

Olaia Aguayo, en 'Jone, a veces'

Olaia Aguayo, en 'Jone, a veces' / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

JONE, A VECES

Dirección: Sara Fantova

Reparto: Olaia Aguayo, Josean Bengoetxea, Ainhoa Artetxe

Hay primeras películas que se nota que están hechas por alguien que necesita contar, a veces con un entusiasmo casi desesperado, pero que, realmente, no tiene nada interesante que contar. Esto es justamente lo que me ha ocurrido con 'Jone, a veces', el debut de Sara Fantova, un filme que, seguramente, está hecho con pasión e ilusión por su equipo pero al que le falta tanto como le sobra.

¿Qué le falta? Fundamentalmente, madurez, hondura a la hora de desarrollar lo que propone; su mirada al descubrimiento del amor y la pasión y también la preparación ante la muerte que acecha, inapelable, revela más puerilidad que esa inocencia que podría ser propia de Jone, la adolescente protagonista. Especialmente el tramo final, el dedicado a la necesidad de enseñarse a uno mismo cierta serenidad ante la pérdida, resulta muy pobre: parece estar escrito por esas personas que hablan de "los cuidados", "las necesidades afectivas" y toda esa jerga desnaturalizada que, está claro, ha permeado más allá de los políticos bienqueda y los activistas de redes sociales.

¿Qué le sobra? La aproximación naturalista, en ese tono observacional, de cinema verité, lamentablemente tan en boga en nuestro cine últimamente. Buena parte del metraje se dedica a escenas filmadas durante el Aste Nagusia, la Semana Grande de Bilbao, jornadas en las que transcurre la historia, pero que no aportan más que grasa al relato. ¿De qué sirve obcecarse en los momentos si sólo eres capaz de retratarlos, reflejarlos, no de aprehenderlos?

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