Crítica

Extranjero de uno mismo

Reseña de 'Molt lluny (Muy lejos)', de Gerard Oms, en la Sección Oficial a Concurso del Festival de Málaga

Mario Casas, en una imagen del filme

Mario Casas, en una imagen del filme / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Málaga

MOLT LLUNY (MUY LEJOS)

Dirección y guión: Gerard Oms

Reparto: Mario Casas, David Verdaguer, Ilyass El Ouahdani, Nausicaa Bonnin

El viaje en 'Muy lejos' es más interior que exterior. Sí, la película nos presenta a un chaval hincha del Español que se desplaza a Utrecht con otros tantos para asistir a un partido de fútbol; impulsivamente, decide quedarse en la ciudad, pese a no disponer de dinero ni trabajo ni saber el idioma. El viaje empieza entonces, en el momento en que abandona la expedición y se apea. Evidentemente, el espectador se formula preguntas desde el primer minuto: ¿por qué Sergio, que así se llama, les miente a sus compañeros, fingiendo que ha sido víctima de un robo en que le desapareció el pasaporte? ¿Qué pretende con ese brusco, inesperado giro de timón a su vida? Le seguimos en su búsqueda de ocupación, de un techo en que guarecerse, sometiéndose a incertidumbres e incomodidades cotidianas que no habría conocido jamás en su tierra natal, siempre bajo un cielo plúmbeo; percibimos que su gestualidad y su fisicidad, nerviosas, exageradas, su expresión arrolladora, son escudo o disfraz, pero no una proyección de una personalidad genuina. Sergio es, en definitiva, más que un extranjero, un extranjero de sí mismo, una cáscara, alguien que persigue una identidad, la propia, agazapada tras capas y capas de significantes aparentemente inapelables, inequívocos (el fútbol, la masculinidad exuberante, la osadía vital).

Gerard Oms nos conduce de manera precisa por esa complicada travesía, gracias a la complicidad de un excelente Mario Casas, que no sólo interpreta sino que incorpora a ese chaval que no sabe dónde encontrarse. Ambos, en una notable simbiosis, producen momentos vibrantes, aunque poco de lo que ocurre en la película lo sea; también, eso sí, ofrecen algunos lugares comunes (la escena en la disco con Guru Josh de fondo, demasiado trillada). El final no es feliz, no hay catarsis; parece que ésta es una de las muchas paradas en el viaje que Sergio, por un no sé qué, decidió emprender tras ver un partido de fútbol en un país extranjero.

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