Crítica

Medem, cuéntame qué te pasó

Reseña de '8', de Julio Medem, en la Sección Oficial Fuera de Concurso del Festival de Málaga

Ana Rujas y Javier Rey, en '8'

Ana Rujas y Javier Rey, en '8' / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Málaga

8

Dirección y guión: Julio Medem

Reparto: Javier Rey, Ana Rujas, Tamar Novas, Álvaro Morte

Antes de la proyección de '8' iba con la sensación de que ese cuéntame qué te pasó con que se recibe a las películas de Julio Medem de un tiempo a esta parte resulta un poco injusto y exagerado; me da que si revisáramos su filmografía entre 1992 y 2001, desde 'Vacas' hasta 'Lucía y el sexo', su supuesta golden age, descubriríamos que son cintas que no rehuyen precisamente todo lo que ahora, desde 'Caótica Ana' en adelante, merece una desaprobación vehemente. Vamos, que me acerco a la proyección de buen rollo. Pero me siento en la butaca, contemplo la primera escena de su nuevo filme, dos partos simultáneos en sendos pueblos vecinos, escucho a uno de los padres decir, al comprobar como su mujer ha roto aguas, "¡Parece un riachuelo!", y en ese mismo segundo tengo la absoluta certeza de que comparado con esto hasta 'Los amantes del círculo polar' tiene los mimbres de obra maestra.

'8' es un catálogo infinito de escenas como la descrita, un viaje sin vergüenza alguna entre el delirio y el despropósito, que fracasa sin remedio en todos sus objetivos, que no son pocos. En lo puramente formal, el aparato expresivo parece obedecer a una estricta conceptualización que, al final, es caprichosa (esos fundidos a blanco insertados porque sí) y, lo peor, torpe: la cámara discurre casi siempre en zig zag o círculos, como si un lápiz trazara el número 8 (sí, el protagonista se llama Octavio), en planos secuencia (muchos falsos y engarzados de la misma manera) ramplones y de escaso mérito técnico. Me imagino a Medem, sentado en su despacho preparando el proyecto, convencido de que todo esto es una ideaca, una virguería (como la circularidad de 'Los amantes del círculo polar' y los nombres capicúa de Ana y Otto), y me da hasta pena. Pero luego me acuerdo del recurso ad nauseam del taconeo y se me pasa la lástima.

El Medem guionista también se pone estupendo y ensaya muchas cosas en '8'; todas quedan ahogadas por estas pretensiones estructurales pero, sobre todo, por su destalento galopante: imposible levantar un melodrama romántico con unos diálogos impostados y absurdos como los escritos aquí (menuda papeleta para los actores), pero es que resulta aún más ridícula su lección histórica sobre las dos Españas en eterno enfrentamiento, desde un afán conciliador que se agradece pero que atraviesa las fronteras del buenismo más osado. Resumiendo, si les motiva la posibilidad de un episodio largo, de autor, de 'Cuéntame cómo pasó' dirigido por Garci en un trip conceptual, toda suya '8'. El resto, por favor, huyan despavoridos. 

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