De las calles a los flashes
Franklin Aro: de limpiabotas en Bolivia a la alfombra roja de Málaga
El cineasta chileno Vinko Tomičić Salinas compite en el certamen malagueño con El ladrón de perros, un drama precisamente alrededor de la vida de un joven lustrador en La Paz

Franklin Aro: de limpiabotas en Bolivia a la alfombra roja de Málaga. / Gregorio Marrero
José Luis Picón / EFE
Franklin Aro trabajaba desde los 12 años como limpiabotas en las calles de La Paz (Bolivia) y, cuando se presentó a unas pruebas de selección para una película, no podía imaginar que sería el gran protagonista de El ladrón de perros, dirigida por el cineasta chileno Vinko Tomičić Salinas.
Aro, que interpreta precisamente a un limpiabotas en la pantalla, asistió ayer a la presentación en la sección oficial a concurso del 28 Festival de Málaga de esta coproducción con participación de Bolivia, Chile, México, Ecuador, Francia e Italia.
«Me dedicaba a lustrar botas desde los 12 años, vi un afiche que decía que buscaban actores de 14 a 19 años y fui a un casting, deseando aparecer dos segundos en la película, pero no esperaba ser el protagonista principal», desveló ayer Aro, que ahora tiene 20 años.
Asegura que, en su país, sufrió la «discriminación», porque «el lustrabotas no está bien visto en Bolivia», y que cuando le comunicaron que iba a llevar todo el peso de la película sintió que era «una gran responsabilidad». «Debía comprometerme, y me animaron a que no me rindiera», añadió el joven, que además compartió pantalla con el actor chileno Alfredo Castro, con una dilatada carrera. «Al principio fue divertido, porque no lo conocía. Él me dijo que era profesional, lo busqué en internet y no sabía que era tan reconocido a nivel mundial. Fue un honor. Me daba consejos y fue muy lindo trabajar con él».
Su personaje aparece en la película con el mismo atuendo que él utilizaba cuando era limpiabotas, con el rostro oculto con un pasamontañas. «Lo usamos para que no nos reconozcan, por los problemas en el colegio y los chismes, y para que no nos juzguen. Los lustrabotas mayores también los usan para que no los reconozcan sus familiares», explicó ayer.
Trabajar en la película le ha dado «muchas oportunidades», como la posibilidad de «acabar el colegio», y ahora le gustaría seguir dedicándose al cine como actor, porque es «algo lindo y hermoso».
«Mi objetivo al principio era filmar y cobrar la plata, pero no sabía que también tenía que ir a festivales y representar a Bolivia».
«Ahora puedo decir con orgullo que soy lustrabotas, y antes me daba vergüenza. Los que me insultaban me ven ahora con más respeto, y los demás lustrabotas me dicen que los represento a ellos. Es algo digno, y no sé por qué la gente lo denigra tanto», concluyó Franklin Aro.
Por su parte, Álvaro Manzano, productor de la película, ha explicado que la participación de hasta seis países en esta coproducción «tiene que ver con la realidad del cine latinoamericano y específicamente en Bolivia, donde no existen fondos públicos ni mecanismos para que el sector privado lo apoye».
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