Clásicos

'Furtivos', de Borau, cumple 50 años: un éxito de culto que «nació fruto de la desesperación»

Tuvo que salvar los numerosos obstáculos del tardofranquismo, costó 9 millones de pesetas y recaudó más de 400. La Película de Oro del certamen es un clásico pero antes de filmarse parecía una idea suicida

Un momento del coloquio, en el Auditorio del Museo Picasso Málaga. | GREGORIO MARRERO

Un momento del coloquio, en el Auditorio del Museo Picasso Málaga. | GREGORIO MARRERO

José Luis Picón / EFE

Málaga

Furtivos, de José Luis Borau, se ha convertido en un título fundamental de la historia del cine español, pero en su momento fue una película que nació «fruto de la desesperación», aseguro ayer su coguionista, Manuel Gutiérrez Aragón.

Borau venía de rodar otra película, Hay que matar a B., «rodada en inglés, con actores americanos y muy costosa, pero que no había funcionado, y eso fue para él un disgusto horroroso», según Gutiérrez Aragón, que ha participado en el homenaje con el que el Festival de Málaga ha distinguido a Furtivos como Película de Oro cincuenta años después de su estreno.

Esa situación llevó a «situaciones cómicas», como el intento de Borau de que José Luis López Vázquez interpretara el papel del gobernador, pero el actor «leyó el guion y le pareció que le costaría la carrera», lo que «aumentó la desesperación» del director.

Finalmente, en la película, «que se hizo con muy poco dinero y en muy poco tiempo», el propio Borau encarnó al gobernador. «El gobernador en el guion era un personaje terrible, duro, autoritario, despótico y muy antipático, pero al hacerlo Borau se convirtió en otra cosa», ha asegurado Gutiérrez Aragón, que cree que el cineasta «se jugó su dinero y su prestigio» con esta película.

Actrices

Una de las actrices protagonistas fue Alicia Sánchez, que considera este trabajo «un regalo» que debe a Borau, Gutiérrez Aragón y también a Ángela Molina, «porque este papel se había pensado para ella, pero no podía». «Había que cortarse el pelo muy corto y ella no podía, porque tenía compromisos posteriores. Nunca podré agradecérselo lo suficiente a Ángela», ha añadido Sánchez, que ha desvelado que ella y la otra actriz protagonista, Lola Gaos, llamaban a Borau «bebé furioso» por sus reacciones durante el rodaje.

Fernando Méndez-Leite, presidente de la Academia de Cine, recuerda «ese invierno-primavera de 1975 en el que Borau y sus colaboradores estaban desesperados e inquietos por la situación de la película, sin permiso de exhibición ni de la censura, y no aceptada por varios festivales, la única salida que podía tener».

Con motivo de este homenaje, el Festival de Málaga ha editado junto a la Filmoteca Española y otras instituciones el libro Furtivos. 50 años, del periodista y crítico Carlos F. Heredero, quien ha resaltado que esta película «apareció en un momento crucial, en un vértice decisivo de la historia de España».

El largometraje se estrenó dos meses antes de la muerte de Franco, pero se había «gestado durante la dictadura, en unas condiciones de dificultad y con todo tipo de barreras del régimen», porque fue «la primera película que se empezó a rodar en España sin permiso de rodaje y se estrenó sin tener permiso de exhibición», según Heredero. Fue un «proyecto totalmente suicida» y una «modesta producción» que costó 9 millones de pesetas, pero «terminó recaudando 400 millones de pesetas de la época», agregó el autor del libro.

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