Esta frase pronunciada por Mario Draghi en la esperada rueda de prensa tras la reunión del BCE, resume lo que se piensa en la Unión Europea y ya también en buena parte del país, poner las cartas sobre la mesa, reconocer la necesidad de ayuda y buscar definitivamente una solución sobre nuestros graves problemas.

La importancia de esta frase y que el BCE imponga que se pida formalmente un rescate sin condiciones antes de comprar la Deuda, es el toque de atención que supone al Gobierno que parece más valorar el coste político de una decisión tan importante como pedir un rescate del país, más que las repercusiones económicas de no pedirlo.

Esto no es nuevo, ni para este Gobierno, que aprobó con demasiada tardanza los Presupuestos Generales del Estado o la reforma financiera (llevamos tres en seis meses), y el anterior Ejecutivo con sus eufemismos y sus medidas de expansión monetaria y fiscal como los famosos 400 euros y el Plan E, que sirvieron de poco, nada e incluso agravaron el déficit. Ahora, las cartas ya están claras, el BCE puede hacer una compra ilimitada de Deuda en su tramo corto (vencimientos entre uno y tres años) pero, por supuesto, siempre sujeta a unas condiciones duras.

La reacción, anticipada antes y después de la reunión, ha sido positiva. La prima de riesgo se ha desplomado más de un 9% y ha vuelto al nivel de los 450 puntos. Aunque sólo sea un indicativo, está caída es una muestra que, aunque sea solo ahora sobre el papel, el mercado cree en las condiciones del rescate impuestas por el BCE, y una de las razones puede estar precisamente en lo que se va a pedir a cambio.

No sabemos mucho de estas condiciones, sólo que se firmará un memorándum de entendimiento, cuyo cumplimiento será supervisado por el Fondo Monetario Internacional y que como ha mencionado Draghi "para restaurar la confianza, los políticos deben seguir con gran determinación con la consolidación fiscal, las reformas estructurales y la reforma de las instituciones europeas", más ajustes incluso en las pensiones por mucho que Mariano Rajoy diga que "de momento" no se lo plantee.

La hoja de ruta

A falta de conocer las condiciones iniciales y seguro que muchas de ellas se irán imponiendo con el paso del tiempo, la petición del rescate debe estar acompañada de la máxima claridad en que necesitamos. La de los bancos, y su rescate financiero aprobado de 100.000 millones de euros, la de las Comunidades Autónomas, sobre las que ya existen dudas si el fondo de 18.000 millones creado por el Estado será suficiente para todas sus necesidades, mientras las distintas regiones siguen con estrategias políticas de "me apunto, no me apunto" que desde luego generan dudas, y el Estado que es el garante o receptor final de toda Deuda.

A partir de hay, hacer números y apretarnos el cinturón. Si se cumplen todos los pasos, deberíamos ver luz en un plazo medio-largo, siempre que estas medidas consigan sanear las economías financieras (bancos) y administraciones públicas: Los bancos deben empezar a dar crédito y colaborar con familias y empresas, y por otro lado, el Estado debe aflojar la carga sobre los ciudadanos y empezar a dar estímulos para el crecimiento.

Nos esperan meses duros, pero volviendo a las palabras de Draghi, "está en manos de los Gobiernos, del Gobierno de España y de los Gobiernos de la Eurozona" activar los mecanismos de compra de Deuda, y si es la única solución, tal y como parece, no nos demoremos, pidámosla ya.

Antonio Gallardo, iAhorro, analizamos y simplificamos las finanzas personales