El contrato de una hipoteca es un compromiso que en la mayoría de los casos tienen una duración de entre treinta y cuarenta años. En este tiempo, las condiciones tanto del hipotecado como del mercado en sí pueden haber cambiado de forma importante.

En estos casos es cuando muchos clientes se plantean una mejora en las características de su hipoteca, lo que generalmente implica pagar una cuota mensual más reducida. Existen dos formas principales de mejorar la hipoteca: ya sea con el propio banco o con uno diferente.

El primer paso es negociar con el banco para que conceda una novación. Por norma general, es más sencillo que se conceda una mejora en las características del préstamo a aquellos clientes que sean habituales de una entidad, tengan en ella varios productos y puedan demostrar solvencia y capacidad de llevar los pagos al día.

Para mejorar una hipoteca es posible recurrir a varios puntos:

-El tipo de interés. Es uno de los aspectos principales que pueden abaratar o encarecer una hipoteca, aunque no el único. Para obtener un tipo de interés más favorable es posible elegir entre un tipo fijo o variable (dependiente de las fluctuaciones del mercado), según las características de cada cliente y las ofertas encontradas. En el caso de tener un interés variable, puede negociarse una reducción del diferencial o incluso establecer un indicador diferente al Euribor, que es el que poseen la mayoría de hipotecas en nuestro país.

-El plazo de amortización. Al igual que un plazo demasiado corto provoca que no pueda pagarse la hipoteca a tiempo, uno demasiado largo también puede ser contraproducente, Para pagar intereses por menos tiempo que el estipulado

-La cantidad a financiar. A día de hoy, es complicado que un banco se ofrezca a financiar más de un 80% del valor de la vivienda si no se cuentan con garantías muy solventes. Sin embargo, una ampliación de la hipoteca puede ser una mejora viable en el caso de algunas familias.

Conseguir una mejora en la hipoteca será mucho más sencillo para aquellos clientes que puedan demostrar ante su banco su solvencia y una buena trayectoria en sus pagos: es por esta razón que lo más fácil sea obtener las mejores condiciones en el propio banco.

¿Conviene cambiar de banco?

Con todo esto, es posible que el banco no acceda a mejorar la hipoteca, o que la mejoría propuesta no resulte del todo rentable. En este caso puede comenzarse a pensar en realizar una subrogación o cambio de hipoteca a otro banco con una mejor oferta. También es posible que, ante la idea de un cambio de banco, la entidad en la que se concedió el préstamo acepte igualar las condiciones de la nueva oferta y así no perder un cliente.

Hay que tener en cuenta que este tipo de operaciones pueden conllevar unos gastos que resulten muy elevados, dependiendo de las características de las entidades. Aunque algunas hipotecas están libres de comisiones, muchas conllevarán gastos de cancelación, apertura y estudio de una nueva, además de otros gastos de gestoría ineludibles.

Si el cambio ofrecido por la nueva hipoteca no es sustancial, realizar una subrogación terminará siendo contraproducente. Antes de decantarse por un cambio de banco para mejorar las condiciones de la hipoteca, es interesante negociar con la entidad las mejoras que pueden ofrecer a cambio de continuar con ellos.