Esperado por muchos y descontado por los mercados desde hace días, Mario Draghi acaba de anunciar la aprobación de las medidas de flexibilización cuantitativa o Quantitative Easing (QE), es decir la compra de 60.000 millones de euros en deuda pública, cifra que estimaban muchos expertos al arrancar la semana.

Con ello el BCE espera dar un empujón definitivo a la recuperación, con países estancados -Alemania y Francia-, otros en recesión -Italia- y toda la zona euro en una deflación que no deja de ser estacional y muy vinculada a la caída del precio del petróleo, pero que no deja de ser una amenaza a largo plazo si lleva a un descenso de la demanda interna. Se sigue necesitando una expansión del crédito y a falta de que se concreten otras medidas de estímulo como el denominado Plan Juncker de inversión en proyectos productivos la batuta sigue en manos del Banco Central Europeo. Con el precio del dinero en mínimos la inyección de dinero con la compra masiva de deuda espera que sea el estímulo necesario. Pero, ¿cómo nos afectará?

Tipos a la baja: mal para el ahorrador, bien para el que necesita dinero

Esta medida presiona los tipos de interés a la baja. De hecho, desde los últimos días de diciembre en los que cogió mucho más fuerza esta medida el Euribor aceleró su descenso, rompiendo primero la barrera del 0,30% y acercándose cada vez más al 0,25%. Con todo ello, veremos como el ahorro recibe su enésimo castigo y tanto depósitos como cuentas remuneradas verán recortadas una más que menguada rentabilidad. El mecanismo de transmisión volverá a ser muy rápido, de hecho ya estamos viendo reducciones en remuneración. En las cuentas remuneradas será muy difícil encontrar productos por encima del 0,5% -salvo periodos promocionales u otro tipo de ofertas limitadas en cantidades y tiempo- y poco más del 1,5% en depósitos y siempre para cantidades importantes y plazos dilatados.

El problema es que en la financiación este movimiento será más limitado. Si se seguirá incentivando la bajada de tipos en préstamos al consumo e hipotecas, pero lo veremos muy limitadamente y de forma muy condicionada a la contratación de otros productos que encarecen enormemente la contratación.

Respecto a las empresas se es moderadamente más optimista, y se espera más financiación. De hecho el ICO espera reducir de forma importante su volumen de créditos ya que esta posición la ocuparán los préstamos a través de fondos propios. El crecimiento del préstamo empresarial ayudará al crecimiento económico y a la creación de empleo.

El efecto indirecto de la debilidad del euro

También esta medida llevará a que el euro siga retrocediendo frente al dólar. Un euro más débil beneficia las exportaciones al abaratar sus productos y hacerlos más competitivos. Esta medida beneficia a países claramente exportadores como Francia y Alemania y en menor medida a España que si se beneficiará más de la afluencia de turistas de monedas ajenas al euro. En el lado negativo están las importaciones y especialmente en la que somos más dependientes, las de productos energéticos. Afortunadamente, el petróleo ha caído fuertemente -un 60%- y por tanto no estamos notando esta subida de precios en nuestra factura energética. De seguir así, tendremos más beneficios si también sustituimos productos propios por otros extranjeros más caros.