La evolución humana se puede estudiar de muchas maneras, desde el tradicional libro de texto de los colegios a los documentales, pero la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) ha propuesto a los alumnos aprender 'viendo y tocando' la historia sin salir de sus aulas.

A la directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh), María Martinón, le basta poco más de hora y media, unos cuantos cráneos, una pantalla y las inquisitivas preguntas de sus alumnos para repasar los cerca de 90.000 años que vivieron los neandertales.

Los neandertales ocuparon la tierra desde hace 120.000 años hasta hace unos 30.000, de los que cree que coincidieron unos 10.000 con el homo sapiens, una historia que Martinón relata como si fuera "una telenovela" ambientada en el pleistoceno superior, y en la que invita a posicionarse de un lado u otro a su audiencia.

En una de las sesiones del curso "Evolución humana. Claves del pasado para comprender el presente", que ha tenido lugar esta semana en la UIMP, la paleoantropóloga aborda con sus alumnos tanto las características anatómicas de los neandertales como su cultura y su forma de vida.

A través una selección de cráneos de figuras reconocibles de la evolución humana y unas diapositivas, repasa las similitudes y diferencias del homo neanderthalensis y el sapiens, que a priori pueden parecer muchas, pero que ella se encarga de matizar.

Lo primero que se pregunta Martinón sobre los neandertales, que asegura que fueron una especie "hermana" del homo sapiens sapiens, es si eran "tan humanos" como el hombre y la mujer actual, una pregunta trampa en la que reconoce "un sesgo" de los habitantes del siglo XXI a la hora de hablar de sus antepasados.

Ese sesgo al que alude Martinón, que en muchas ocasiones hace de "abogada" del neandertal porque este no puede defenderse, responde a que el humano actual tiene una visión de lo que es la inteligencia y la cultura "distinta" a la de hace 100.000 años. "La historia siempre la escribe el vencedor, en este caso nosotros, me gustaría que viniera un neandertal a contárnoslo", subraya en un encuentro con Efe.

Ante ese sesgo que denuncia la directora del Cenieh, sus alumnos se apresuran a preguntar durante toda la intervención que, si estos antepasados del hombre eran capaces de cazar, inventar, hacer fuego e incluso usar "medicinas", cómo es posible que se extinguieran. Una cuestión que rehuye contestar y se remite al final de su ponencia, puesto que antes debe explicar todo lo que era capaz de hacer para que cada uno saque sus propias conclusiones.

Durante su repaso al estilo de vida de los neandertales, Martinón señala que daban "mucha importancia" a la caza, eran buenos comedores e incluso practicaban el canibalismo, aunque no se sabe con qué fin. También destaca su "compleja" tecnología y su capacidad de inventar, un ámbito en el que abre la posibilidad a que esta especie se "auto medicara", puesto que entre los dientes de algunos cadáveres de esa época se han encontrado restos del hongo que se utiliza para fabricar la penicilina.

Un ámbito clave en el proceso de la evolución ha sido la pintura, que según Martinón podría llevar la firma neandertal en muchas cuevas españolas cuyas muestras que datan de hace unos 60.000 años, época en la que "salvo que se demuestre lo contrario" el homo neanderthalensis' era el único habitante de la península. "A lo mejor no son tan simples, ni versiones tan grotescas como habíamos imaginado", defiende la paleoantropóloga, que apunta también la complejidad de su comportamiento.

En su opinión, esta especie también disponía de un lenguaje "complejo", un asunto que suscita debate entre los expertos, e incluso mostraban compasión, por lo que Martinón no descarta que entonces existiera "otra forma de ser un humano inteligente". Tan inteligentes que incluso utilizaban repelentes, se maquillaban y llevaban figuras ornamentales que ellos mismos diseñaban, insiste la paleoantropóloga.

La ponencia, titulada "Tan distintos, tan iguales", supuso una invitación de Martinón a posicionarse a uno u otro lado del parecer sobre los neandertales, quienes se pregunta si es posible que tuvieran hasta su propia idiosincrasia. Entre sus reflexiones finales, hace hincapié en que "no hay que irse a la luna o marte" a buscar vida inteligente porque en la tierra ya la hubo y, "lamentablemente", ya no existe. También, para definir a los neandertales, Martinón utiliza una frase del famoso actor estadounidense James Dean, que decía "vive rápido, muere joven y deja un cadáver bonito".