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Álex Zea
Ver galería >Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
Jon Nazca / Reuters
Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
Jon Nazca / Reuters
Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
Jorge Zapata / EFE
Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
Álex Zea
Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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Jorge Zapata / EFE
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Jorge Zapata / EFE
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Jorge Zapata / EFE
Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
Jon Nazca / Reuters
Como cada año, el Cautivo movilizó ayer a miles de malagueños, que hicieron cola, con una estrictas medidas de seguridad, para pasar por delante del Señor y compartir un momento de silencio. Lo que mueve el Cautivo sigue sorprendiendo, año a año, hasta en plena pandemia. El Señor de Málaga lucía con la túnica que llevó en 2017. Destacaba sobre su renovado trono, bendecido por la tarde tras la Celebración de la Palabra dirigida por el párroco de San Pablo, José Luis Llamas. Las nuevas hechuras del trono realzaban al Señor, imponente en la puerta de la casa hermandad. Lástima que el espacio no diera para más, porque la Virgen de la Trinidad estaba en un segundo plano.
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