Es innegable, Sara Carbonero está de moda. Su beso con Íker se ha convertido en el momento romántico del mundial. Las chicas quieren ser periodistas y enamorarse de un portero de fútbol. Pero no sólo eso. Los modelitos de la reportera también son copiados por sus seguidoras. En las tiendas de ropa y en los foros sobre moda de Internet se repite la misma pregunta: "¿Dónde puedo conseguir lo que lleva la Carbonero?".

Lo más codiciado de su estilismo son los decenarios, pulseras de hilo que se utilizan para llevar la cuenta mientras se reza el rosario. La periodista apareció con varias de éstas durante una retransmisión y se desató la locura.

Aunque en menor medida, el reloj Casio que suele lucir Sara también ha sido objeto de deseo. Lo mismo puede aplicarse a cualquier prenda o complemento que la periodista decida ponerse ese día. Collares babero, zapatos con cuña, sombrero Borsalino... todo esto y más se han convertido en objetos fetiches tras pasar por el armario de la reportera. Ser Sara Carbonero es imposible, pues ya hay una. Ser como Sara Carbonero es un poco más fácil. O por lo menos vestir como ella.

Es innegable, Sara Carbonero está de moda. Su beso con Íker se ha convertido en el momento romántico del mundial. Las chicas quieren ser periodistas y enamorarse de un portero de fútbol. Pero no sólo eso. Los modelitos de la reportera también son copiados por sus seguidoras. En las tiendas de ropa y en los foros sobre moda de Internet se repite la misma pregunta: "¿Dónde puedo conseguir lo que lleva la Carbonero?".

Lo más codiciado de su estilismo son los decenarios, pulseras de hilo que se utilizan para llevar la cuenta mientras se reza el rosario. La periodista apareció con varias de éstas durante una retransmisión y se desató la locura.

Aunque en menor medida, el reloj Casio que suele lucir Sara también ha sido objeto de deseo. Lo mismo puede aplicarse a cualquier prenda o complemento que la periodista decida ponerse ese día. Collares babero, zapatos con cuña, sombrero Borsalino... todo esto y más se han convertido en objetos fetiches tras pasar por el armario de Sara Carbonero. Ser Sara Carbonero es imposible, pues ya hay una. Ser como Sara Carbonero es un poco más fácil. O por lo menos vestir como ella.