David McAlmont personifica a la perfección lo que se ha dado en llamar artista de culto. Empezó como cantante de soul moderno -muchos le consideraron el heredero británico de Marvin Gaye- y ha colaborado con grandes como Bernard Butler -junto al exguitarrista de Suede firmó uno de los grandes hits de los 90, Yes-, el bandasonorista y arreglista David Arnold y, más recientemente, el compositor minimalista Michael Nyman -arregló sus piezas y las acercó al pop en The Glare-. Sin embargo, la voz de este aventurero siempre ha sido propiedad de los paladares exquisitos. Esta noche, a partir de las 22.00 horas en el Teatro Echegaray, recupera algunos de sus grandes éxitos -más piezas de Bacharach y temas de musicales que hace suyos a la perfección- con el único ropaje del piano de Guy Davies. Cita exquisita.

La primera palabra que se suele leer en las críticas de sus álbumes y sus conciertos es «infravalorado». ¿También lo siente usted así o, más bien, siente que su música no siempre ha sido bien entendida?

La verdad es que solía leer las críticas de mi trabajo pero ya no lo hago. Evito los periódicos y las noticias, y ya ni siquiera tengo un televisor. La mayoría de lo que leo y veo es por recomendación de mis amigos.

Echando un vistazo a su carrera, está repleta de comienzos, de aventuras cortas con otros músicos. ¿Es necesario para usted, artística y personalmente, no estar demasiado tiempo en el mismo lugar con las mismas personas?

Siempre he sido un trotamundos, alguien a quien no le ha gustado ser clasificado o encajonado, alguien siempre interesado en buscar a colaboradores que son radicalmente interesantes para mí y mi música.

The Glare, su disco a medias con el compositor Michael Nyman, fue una agradable sorpresa para casi todos. ¿Qué aprendió usted de Nyman y qué cree que él aprendió de McAlmont?

Yo aprendí del minimalismo y de lo que realmente significa. Estoy muy agradecido de que Michael me permitiera escribir nuevas canciones partiendo de su impresionante material. Y él quedó muy sorprendido con el hecho de que se pudieran escribir canciones basadas en su música de la forma en que yo las hice.

¿Algún colaborador de ensueño con el que no haya trabajado aún?

Gustavo Santolalla (el oscarizado compositor de bandas sonoras como Brokeback Mountain y productor de Café Tacuba y Los Fabulosos Cadillacs, entre muchos otros).

Usted trabaja fuera del negocio musical establecido. ¿Ha llegado finalmente a una posición absolutamente independiente? ¿Cree que con Facebook y otras redes sociales esa independencia es una posibilidad real?

Facebook le permite a un artista seguir atrayendo a la audiencia lejos del escenario, la radio y la televisión. Las redes sociales son fundamentales para el artista contemporáneo, no tienen precio. Sin ellas, seguramente habría abandonado, me habría rendido.

En su propia web, www.davidmcalmont.co.uk, escribe ensayos. Muchos músicos redactan sus blogs, compartiendo y revelando aspectos personales y profesionales. Aquí surge la eterna pregunta: ¿la cercanía con el fan termina con el misterio, la mística de la música?

Los artistas tienen muchas facetas. Yo creo que la prosa es un medio de expresión que te lleva adonde a veces no llegan los versos y los estribillos de las canciones. De todas formas, he de decir que la gente que aprecia mi música no espera ningún tipo de misterio de mí.

Es usted miembro de la Featured Artist Coalition. ¿Podría explicarnos en qué consiste?

Es algo importante y nuevo. La industria corporativa se ha descentralizado y han surgido muchas oportunidades para la expresión artística. FAC nos ofrece un espacio común para que los artistas podamos intercambiar conocimiento y experiencias. Y, sobre todo, es una voz colectiva fortalecedora para el creador dentro de un nuevo clima, un nuevo ambiente creativo e industrial.