Era un trayecto como cualquier otro, pero Juan sabía que esos momentos de tranquilidad a bordo del tren eran un tesoro que podía aprovechar al máximo para incentivar su creatividad y el interés de sus alumnos.

Un amor con billete de ida y vuelta

En un soleado domingo por la tarde, Juan, profesor de escuela, regresaba de una pequeña escapada de fin de semana. El sábado decidió visitar Toledo, ya que el primer tren de Renfe que sale de la estación de Chamartín en Madrid dirección Toledo es a las 06:45 horas, y quería aprovechar el máximo tiempo en una ciudad tan espectacular como histórica.

Tras un par de días de descanso, buena comida y desconexión, se encontraba en el tren de vuelta contemplando el paisaje que se deslizaba más allá de la ventana y pensando en lo importante que son estos “días vitamina”. El regreso a la rutina no parecía tan desalentador, ya que Juan había encontrado en ese viaje una oportunidad para avivar su creatividad y encontrar inspiración para su próxima clase.

Mientras el tren de Renfe se deslizaba por los raíles, Juan observaba el paisaje en constante cambio y se dejaba llevar por el suave traqueteo que llenaba el vagón. El tren, con su puntualidad impecable, era un símbolo de confiabilidad y eficiencia. Juan pensó en cómo podría utilizar ese concepto para transmitir a sus alumnos la importancia de la responsabilidad y el compromiso con el medioambiente. En ese momento, una idea surgió en su mente: un juego educativo que involucrara a sus estudiantes, el popular rosco de los programas de TV.

El rosco sería un desafío emocionante en el que los alumnos podrían poner a prueba su conocimiento sobre el tren como medio de transporte sostenible. Cada pregunta sería una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de elegir opciones responsables para el cuidado del medioambiente y estaba seguro que una clase de este tipo, más amena, haría que los alumnos interiorizaran más algunos conceptos.

Pensaba en la importancia de utilizar medios de transporte más ecológicos y en cómo esto podría impactar positivamente en el medio ambiente. La palabra "conciencia" apareció en su libreta, seguida de "movilidad" y "responsabilidad".

Mientras reflexionaba sobre las palabras que había anotado, Juan se percató de pequeños detalles dentro del tren que también podían ser relevantes para su clase. Observó con atención el comportamiento de los viajeros, su elección de ropa, el uso de dispositivos electrónicos y la presencia de recipientes reutilizables. Estos detalles despertaron en él una reflexión sobre la importancia de la "conciencia medioambiental" en nuestras elecciones diarias y cómo cada pequeña acción puede contribuir al cuidado del planeta.

El viaje en Renfe se convirtió en un trayecto hacia la inspiración. A través de la observación de los detalles y la conexión con la naturaleza que se vislumbraba por la ventana, Juan encontró el combustible necesario para alimentar su creatividad y preparar una lección sobre transporte sostenible. La experiencia demostró que la inspiración puede estar en los lugares más inesperados y que los momentos de desconexión son fundamentales para recargar nuestra imaginación.

Ahora, Juan regresará a su aula con una nueva perspectiva y un enfoque fresco sobre la importancia del transporte sostenible. A través de sus palabras y conocimientos, espera inculcar en sus alumnos la responsabilidad y la conciencia sobre las elecciones que hacemos a diario para cuidar de nuestro planeta.

Así que, la próxima vez que te encuentres en un tren, tómate un momento para observar, reflexionar y permitir que la magia de la inspiración te alcance. ¡Quién sabe qué ideas podrían surgir en tu próximo viaje hacia la creatividad!

¿Te atreves con el rosco de Juan sobre transporte sostenible?

El Rosco de la sostenibilidad