Transporte público en España: el viaje hacia la descarbonización

Transporte público en España: el viaje hacia la descarbonización

La transformación hacia un mundo más sostenible pasa por una revolución en diferentes ámbitos. Uno de ellos es el del transporte público, que está adquiriendo cada vez mayor protagonismo en la hoja de ruta hacia la descarbonización.

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La transición hacia la sostenibilidad en el transporte se pone de manifiesto atendiendo al número de propuestas que se están trabajando. Alternativas energéticas y nuevas regulaciones que deben evolucionar la movilidad e impulsar el uso del transporte público. Este es el caso, por ejemplo, de la batería de medidas que el Gobierno aprobó el pasado agosto para favorecer el transporte público, en el que, entre otras cosas, articula la gratuidad de los servicios de Cercanías, Rodalies y Media Distancia convencionales, beneficiando a 1,5 millones de usuarios.

El sector de la energía también se encuentra más activo que nunca ante el reto de la descarbonización. Actualmente, se estudian casi tantas soluciones energéticas como medios de transporte, aunque lo cierto es que en los últimos meses las ciudades españolas han sido el escenario de muchas iniciativas que dejan entrever cuáles serán los pilares que impulsarán la movilidad urbana a medio y largo plazo.

En varias de ellas se comienza a recuperar medios como el tranvía y ya se aplican medidas de eficiencia energética en el transporte público más frecuente (autobús, metro o taxi) que ya se propulsa gracias a innovaciones como los combustibles renovables, el hidrógeno o la electricidad.

El bus, pilar de la movilidad urbana

El autobús es el medio de transporte público preferido por los españoles, por lo que su cambio de paradigma energético será crítico para acercarnos al objetivo de reducción de emisiones. "Para poder transicionar en los próximos años a cero emisiones netas, lógicamente haremos inversiones en flota nueva, pero también para la flota actual que tenemos nos gustaría tener soluciones complementarias, como puede ser el caso de biocombustibles", remarca Miguel Ángel Alonso, director general de la división de Mantenimiento y Compras de Alsa, una de las principales operadoras del sector.

En esta línea, el pasado verano la compañía puso en marcha una prueba piloto con biocombustible avanzado en la ciudad de Bilbao. Durante cuatro meses, doce autobuses de la flota de Bilbobus funcionaron con un combustible 100% renovable suministrado por Repsol, que evitó la emisión de unas 300 toneladas de CO2 a la atmósfera mientras la experiencia estuvo activa.

Los combustibles renovables pueden utilizarse en cualquier vehículo que ya existe, evitando el desarrollo de nueva tecnología y la renovación de la flota.

Otro ejemplo lo encontramos en la ruta entre Zaragoza y Cuarte de Huerva donde el Gobierno de Aragón recurre al biogás (en concreto, biometano procedente de purines) en dos de los autobuses que cubren el trayecto que usan cerca de 500.000 viajeros cada año.

La capital aragonesa también plantea la puesta en marcha de autobuses autónomos como una alternativa complementaria de movilidad sostenible. Para ello, ha arrancado un proyecto de transporte autónomo (en algunos tramos, los autobuses circularán sin conductor) que desarrollará en los próximos dos años dentro del modelo integral de su Ayuntamiento dirigido a crear una ciudad cero emisiones netas. Los expertos defienden que el uso de la Inteligencia Artificial promueve una conducción autónoma eficiente que reduce el consumo energético y el desgaste de algunos componentes, como los frenos.

El metro y el taxi, cada vez más sostenibles

El metro se encuentra en segunda posición en el ranking de los medios de transporte público más usados por los españoles, y como no podía ser de otra manera, también cuenta con nuevas soluciones de energía y movilidad. Un ejemplo es la nueva línea 11 del metro de Madrid, que está planteando el uso del calor residual de las infraestructuras del subsuelo para recuperarlo como energía renovable por primera vez en España o los suburbanos de Barcelona, Bilbao o Málaga, que ya consumen anualmente unos 275 GWh de electricidad procedentes íntegramente de fuentes renovables.

El sector del combustible se encuentra más activo que nunca.

Otro de los sectores que tradicionalmente han sido más activos a la hora de buscar combustibles alternativos es el del taxi. En Madrid, la Federación Profesional del Taxi permitirá a los conductores utilizar vehículos impulsados por hidrógeno, a un coste competitivo sin desembolsos iniciales. En este sentido, los 15.000 taxistas autónomos de Madrid pueden acogerse a la línea de ayudas del Ejecutivo regional para la movilidad eléctrica y, al mismo tiempo, sumarse al 10% de ayuda extra que se ofrece a taxis y VTC.

El proyecto, que pretende descarbonizar progresivamente el transporte urbano de la capital, tiene como objetivo el sustituir un mínimo de 1000 taxis en tan solo cuatro años y contará con una inversión de 100 millones procedentes de los fondos europeos contemplados en el plan de ayudas Next Generation.

El primer tren dual hidrógeno-eléctrico, en 2023

El transporte sin emisiones también llega para cercanías y trenes de media distancia. En nuestro país, Talgo lidera las investigaciones con su tren ‘Vittal-One’ que utiliza pilas de hidrógeno. Repsol colabora en el proyecto suministrando el hidrógeno que se utiliza para alimentar los sistemas de propulsión. Además, la tecnología del convoy se complementa con baterías que incrementan la aceleración disponible en los arranques, aprovechando las frenadas del tren para recargarse.

El 'Vittal-One' puede circular por vías no electrificadas y sin necesidad de instalar catenaria ni de realizar otro tipo de obras de adaptación.

Este tipo de tren es una solución que no precisa de desarrollos de infraestructura adicionales, beneficiando de forma especial a aquellas regiones conectadas con líneas ferroviarias secundarias que no han sido aún electrificadas.

El Talgo 'Vittal-One', el primer tren dual hidrógeno-eléctrico, estará listo en 2023.

Todas estas propuestas son tan solo algunos ejemplos de lo que está ocurriendo en el país. España se enfrenta al desafío de reducir la dependencia de los combustibles tradicionales en el transporte público instaurando nuevas alternativas energéticas que hagan posible una movilidad más respetuosa con el planeta. El transporte de los ciudadanos está llamado a jugar un papel clave en la transición energética, donde la innovación y la colaboración público-privada deberán ir de la mano.

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