No bebemos suficiente agua mineral, y esto es más importante de lo que parece :: Prensa Ibérica para Danone

No bebemos suficiente agua mineral natural, y es más importante de lo que parece

El agua mineral natural, además de hidratar, contribuye a la ingesta de minerales esenciales para el organismo, como el calcio y el magnesio. El libro ‘Más claro que el agua’ recuerda que ingerir la cantidad diaria recomendada, de 1,6 a 2 litros, es básico para el buen funcionamiento del cuerpo.

Xavi Datzira


Puede parecer una pregunta fácil del Trivial, pero ¿por qué a un tipo de agua se le añade el adjetivo ‘mineral’? Pues simple y llanamente porque contiene toda una serie de minerales que el cuerpo no fabrica, como el calcio y el magnesio, y que son necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Es decir, el agua mineral no solo nos quita la sed, sino que también nos aporta nutrientes básicos para nuestra salud. Y es por eso que resulta fundamental tomar la cantidad suficiente cada día, tal y como defiende el libro ‘Más claro que el agua’, de la doctora Magda Carlas y reeditado por la Editorial Amat. Sin embargo, se calcula que hasta 20 millones de españoles podrían no beber suficiente agua.

Diferentes informes señalan que el 30% de la población en España ingiere cantidades de minerales inferiores a las recomendadas, un porcentaje que se eleva al 80% cuando se trata de calcio. En el caso niños y adolescentes, el Estudio Nutricional en Población Infantil Española revela una incorrecta ingesta de calcio, fósforo, magnesio y vitamina D en los menores españoles.

Ante ello, la doctora Magda Carlas, licenciada en Medicina y Cirugía y máster en Ciencias de la Alimentación, remarca que el agua actúa como un alimento más –de hecho, el que más consumimos– y que puede ser un complemento en la dieta para suplir estas carencias. Por eso, cualquier persona a partir de los 10 años debería beber entre 1,6 litros (mujeres) y 2 litros (hombres) al día. Una cantidad que incluso podría ser algo mayor en los adolescentes, y también entre personas que practican deporte, durante la lactancia, en situaciones de estrés o en casos de obesidad.

‘Más claro que el agua’ busca concienciar a la población sobre la importancia de la hidratación y los minerales para un correcto funcionamiento del organismo, así como para la mejora de las capacidades físicas y cognitivas en todas las etapas de la vida. Para ello, desmonta algunas creencias y falsos mitos sobre el agua mineral natural, como por ejemplo que el agua con muy bajo residuo seco es mejor que las otras. “El residuo seco no indica impurezas en el agua si no que designa la cantidad de minerales presentes de forma natural. Un muy bajo residuo seco no es una virtud, ya que el residuo seco expresa la presencia de minerales, y estos son esenciales para la salud”, remarca la autora, dejando claro que no siempre la palabra ‘residuo’ tiene una connotación negativa.

¿Qué tipos de agua existen?

Para empezar, mejor repasar conceptos esenciales, que no siempre se tienen en cuenta. A grandes rasgos, se puede distinguir entre dos tipos de agua: la del grifo y la embotellada. La primera tiene un origen diverso, una composición desconocida y una cantidad indeterminada de minerales y, por ley, debe someterse a tratamientos y controles para asegurar su potabilidad.

En el segundo caso, se pueden distinguir tres tipos fundamentales. El agua mineral natural es el resultado de un proceso natural que comienza cuando el agua de lluvia o de nieve se va filtrando lentamente en las rocas de una montaña, dando paso a un largo viaje subterráneo en el que el agua adquirirá los minerales que le aportarán su singularidad y carácter único, antes de llegar al acuífero desde donde se extraerá.

Luego está el agua de manantial, que tiene un origen subterráneo y una composición indeterminada y, finalmente, el agua potable preparada, de diversos orígenes y que se ha sometido a diferentes tratamientos para hacerla potable.

Por este motivo, se recomienda mirar bien la etiqueta al comprar una determinada agua embotellada, igual que se hace con cualquier otro alimento. La más recomendable es el agua mineral natural, pero incluso entre las decenas que se comercializan, cada una tiene sus propias características. Así que, según recalca la autora, es importante “conocer la composición del agua que bebemos, ya que el agua es el alimento que más ingerimos diariamente”. En este sentido, la cantidad mínima recomendada de minerales que deberían tener las aguas es de 20 mg/l de calcio y 10 mg/l magnesio.

Las aguas minerales naturales tienen una calidad nutricional que depende de los minerales, en función de la composición que toman de las rocas de la zona donde se originan. Es por ello que no todas son iguales. Su cantidad de minerales está reflejada en el residuo seco, o la conductividad, que generalmente están indicados en la etiqueta. “No puede generalizarse la conveniencia de un agua mineral u otra. Depende de cada persona, de sus características y requerimientos. En cualquier caso, una persona sana puede beber, en principio, de cualquier tipo”, asegura la doctora Magda Carlas, autora de ‘Más claro que el agua’.

La importancia del residuo seco

De esta manera, el agua mineral actúa como un complemento interesante para asegurar una adecuada contribución de minerales, especialmente calcio y magnesio. Hay que tener en cuenta, además, que se pierden de manera natural al orinar o sudar y que hay que reponerlos de manera constante. La clave para conocer la cantidad de minerales que tiene cada agua está en su residuo seco, que los expertos determinan calentando el agua a 180 grados y consiguiendo su evaporación. A mayor residuo, mayor mineralización.

Respecto a este punto, suelen circular toda una serie de creencias falsas que la autora de ‘Más claro que el agua’ se ha propuesto desmontar. Por ejemplo, que lo mejor para adelgazar es beber agua sin minerales o de mineralización muy débil. “No hay ninguna evidencia científica de que esto sea cierto. El organismo necesita minerales para su correcto funcionamiento”, responde la doctora Carlas.

De la misma forma, la autora asegura en el libro que es falso asegurar que el agua con muy bajo residuo seco es mejor que las demás. “El agua mineral natural de mineralización muy débil o con muy bajo residuo seco es un tipo de agua, no la mejor”. En este sentido, la autora apunta que no existen aguas mejores o peores, y que la inmensa mayoría están recomendadas para todos los públicos. En el caso del agua de mineralización muy débil, aporta menos minerales al organismo y, por lo tanto, se necesita más cantidad para poder llegar al mismo porcentaje de Cantidad Diaria Recomendada (CDR).

Finalmente, la doctora también rechaza la creencia de que el sodio que contiene el agua mineral natural pueda ser un inconveniente para aquellas personas que necesiten llevar a cabo una dieta pobre en este elemento. “La mayoría del sodio que ingerimos proviene de los alimentos sólidos. De hecho, el 70% de las aguas minerales naturales en España contienen menos de 20 mg de sodio por litro, mientras que una sola tostada de pan ya tiene 50 mg”. Es decir, que se tendrían que beber 3 litros de agua para igualar el sodio de una tostada.

Por todo ello, concluye que los minerales y oligoelementos del agua mineral natural pueden ser altamente beneficiosos para la salud. Es mucho más que un simple elemento hidratante, y más en temporadas de necesidades altas como el embarazo, la lactancia, el crecimiento o la práctica deportiva. Muchos beneficios para una gesto tan simple como llevarse un vaso de agua a los labios.

Ocho cosas que quizás no sabías sobre el agua

  1. Cuando tenemos sed, el cuerpo ya ha perdido el 1% del agua corporal, y ya se pueden notar algunos efectos como un menor rendimiento físico o cognitivo.
  2. Los niños y adolescentes que no beben la cantidad diaria recomendada de agua pueden encontrar dificultades en la realización de sus actividades cotidianas o en su rendimiento.
  3. Las personas mayores tienen menos sensación de sed, pero eso no quiere decir que no necesiten beber. De hecho, en edades avanzadas se necesitará una mayor cantidad de agua para poder mantener la función renal y para evitar el estreñimiento.
  4. Mantener una buena hidratación contribuye a disminuir el estrés, mejora el estado de ánimo y disminuye la ansiedad.
  5. El agua no adelgaza, pero sí tiene sus efectos positivos cuando sustituye a bebidas azucaradas o cualquier tipo de bebida con energía, aunque se trate de un zumo de frutas. Además, aumenta la sensación de saciedad.
  6. Beber agua entre comidas no engorda, porque no aporta ningún tipo de calorías.
  7. Al hacer deporte, se recomienda beber antes de empezar, especialmente si el ejercicio dura más de una hora. Luego, se aconseja cierta rehidratación cada media hora.
  8. El agua tiene más poder de rehidratación cuando está a una temperatura de entre 10 y 15 grados.
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