Pocos años antes de su muerte, en 1883 Iván Turguénev escribió uno de sus relatos cortos más extraordinarios, Punin y Baburin, extrañamente inédito hasta ahora en español. Turguénev, uno de los grandes maestros de la literatura rusa, encontró en este género de novela corta un medio idóneo para desvelar su enorme talento narrativo y la gran sensibilidad que tenía para ver y airear los entresijos más íntimos del alma humana. Con este género se libera de las preocupaciones e hipotecas de la novela, lo que le permite estudiar más libremente el orden social, con su trasfondo histórico y las referencias literarias de su Rusia natal. Aquí en estos relatos las historias son más frescas y reales, parecen surgir directamente del corazón sin amaneramientos ni esfuerzos impropios y van acompañadas de un lenguaje rico, preciso y sin adornos.

Antes había sido la editorial Alba la que nos había traÍdo, y sigue haciéndolo, valiosos trabajos en español de la obra corta de Turguénev, como Diario de un hombre superfluo, Dos amigos, Remanso de paz o Una desdichada, casi todas inéditas en castellano. Punin y Baburin es una pieza muy destacada de esas novelas cortas, una pieza excepcional y, sin embargo, desconocida hasta ahora en español. Ha sido Nórdica libros, que ya se encargó también de una edición ilustrada de Diario de un hombre superfluo, la que ha hecho posible la edición en castellano de este texto fundamental de Turguénev.

En Punin y Baburin, Turguénev recurre a un recurso literario muy suyo. El protagonista y relator de la historia está sumido ya en la vejez y recuerda un momento de su juventud o niñez y no un momento cualquiera sino aquel que marcó su destino, pues hay un instante que lo determina todo. En este caso se trata de un destino colectivo. Primero encuadra el recuerdo que originó Punin y Baburin, cuando en la memoria de Turguénev quedó grabada la imagen de su madre flagelando a sus siervos hasta la muerte y finalmente el recuerdo de marzo de 1861, cuando se decretó la emancipación de los siervos.

Es esa emancipación la que marca el periodo en el que transcurre la novela, entre 1830 y 1861, años de decadencia del zarismo y de la nobleza rusa, años convulsos, tiempo de insurgencias revolucionarias y fuerte represión. Turguénev, que pertenecía a una de esas grandes familias de nobles hacendados y terratenientes, pero de ideas liberales y educación exquisita, arrojó siempre una mirada crítica a los de su casta y, en cambio reflejó en sus novelas su amor por esos personajes desposeídos y sin arraigo, como Punin y Baburin. Son personajes de gran nobleza, puros de espíritu, pero perseguidos por la miseria. Aquí, como otros relatos de Turguénev, Punin y Baburin, el primero un ingenuo y soñador, el segundo un burgués que lucha por los cambios que una Rusia feudal y atrasada necesita. Son personajes que asumen una complacencia en la desesperanza y la ruina en el arrepentimiento y la derrota. A veces parecen superar por un tiempo la adversidad pero siempre acaban sucumbiendo a la tragedia.

Punin y Baburin viene presentada y prologada por un brillante texto de Luis Eduardo Zúñiga. En su conclusión Zúñiga remarca como «Turguénev fue testigo de la lenta ruina de la nobleza rusa, aunque distanciado de ella por poderosas razones. Distanciamiento que le permitió captar los rasgos básicos de los rusos del siglo pasado y, al introducirlos en su literatura, escribir una larga historia que ayuda a conocer los orígenes de la Rusia actual».

A los 200 años de su nacimiento, la prosa de Turguénev siendo siendo actual y poderosa. Sin elementos de demolición en su firme estructura, cimentada en un conocimiento humano real y terrible.