Hay tareas magnas, insignes en su dimensión particular. Tal es la que realiza Reino de Cordelia, una editorial con un refinamiento y un gusto extraordinario por la calidad, con la edición de los Cuentos Completos de Jack London, sin duda un reto de enorme reconocimiento. El reto es la publicación de todos los relatos cortos de este intrépido escritor, que suman 197. Lo está haciendo en tres tomos. El primero vio la luz hace un año, en noviembre de 2017, contenía los primeros 87 relatos de London escritos entre 1893 y 1902.

La editorial lo hace a lo grande, como merecen la ocasión y el autor, con una edición de lujo, esmerada, muy trabajada, que incluye fotografías del autor y cubiertas e ilustraciones de sus primeros libros. El trabajo de recopilar todos los cuentos de London se debe a tres especialistas de la Universidad de Stanford: Earle Labor, Robert Leitz y Milo Shepard. Ellos recopilaron todos los cuentos y lo dividieron en tres tomos.

Ahora Reino de Cordelia acaba de editar el segundo, que comprende otros 64 relatos que London creó entre 1902 y 1910. Se ofrecen, al igual que el primero, con traducción íntegra de Susana Carral expresamente para esta edición.

En esta segunda entrega leeremos los relatos del mejor London. Un hombre ya curtido por los relatos de juventud y que traslada su madurez biológica a sus escritos. Son relatos escritos también desde el sosiego. London ya no es el joven que se embarca en busca de aventuras en la costa de Japón o pirateando. Ahora es ya un escritor reconocido, bien pagado, que se casa en dos ocasiones, tiene dos hijas y se asienta en tierras de California.

En estos relatos sigue pesando su pasión por la aventura, pero también pesa su ideario socialista que mantuvo como una constante. Por eso en ellos fustiga el trabajo infantil, la corrupción política, la explotación racial y sexual, y aboga por mejorar las condiciones laborales de los obreros. No sólo es el London más brillante, también el más comprometido.

Pocos hombres han sabido trasladar con ingenio, amenidad y brillantez las aventuras que vivieron. London fue uno de esos pocos.