A este lado del gallinero, publicado por Reino de Cordelia, con una cinéfila sobrecubierta de Miguel Navia, recopila artículos del director y escritor José Luis Garci, desde 1972 hasta el año pasado. Casi medio siglo de textos sobre cine en los que se aprecia una de las características principales de su escritura: una pasión que, como mandan los cánones, resulta irrefrenable.

Porque Garci, pese a haber nacido en 1944 y encontrarse en eso que llaman la tercera edad, sigue siendo un niño apasionado cuando se trata de hablar de cine, algo que se agradece bastante. Pues, lejos de ofrecernos sesudos e intrincados ensayos sobre el séptimo arte, sus reflexiones, aparte de estar escritas en un magnífico español, se encuentran inspiradas por ese niño, vecino del Retiro madrileño, que sigue demostrando un amor contagioso por el cine.

Así que prepárense para esbozar muchas sonrisas en estos textos llenos de entrega enfervorizada por los grandes maestros, actores y actrices, pero también por los cines madrileños de los años 40, 50 y 60, cuando entrar en ellos era una suerte de experiencia extrasensorial, y no digamos con la llegada del cinemascope. «Era tanto como atesorar el mercurio de la vida en la palma de la mano», confiesa el autor.

En este sentido, uno de los textos más bellos es Les enfants du paradise, que además de hacer un guiño a la inolvidable película de Marcel Carné, hace referencia a esa patulea de infantes que tomaba por asalto los cielos de los cines de barrio, dispuestos a zambullirse en mil y una aventuras, ya fueran en blanco y negro o en moderno technicolor.

Garci escribe con pasión arrolladora, un brío que lleva al lector a lo alto de la ola, de artículo en artículo, ya sea para hablar de lo kitsch en el cine,de la naciente televisión de autor -presente ya a finales de los 80- o para recordar sus memorables encuentros con Billy Wilder.

Y ya se trate de evocar al egregio crítico de cine que fue Julián Marías, ensalzar Chantaje sobre Broadway o de subir una vez más a los altares del cine a Fritz Lang, sentimos la imperiosa necesidad de revisar o descubrir algunas de las obras recomendadas con tanta entrega por este director lleno de magia, a quien se le adivina el buen oficio de guionista a la hora de desarrollar las ideas en distancias cortas, aunque, como confiesa, los datos los exponga de memoria.

El resultado es uno de los libros más gratos y variados que se han publicado en España sobre cine. Un ejercicio sentimental de amor al séptimo arte que cala hondo, quién sabe si porque, como asegura José Luis Garci, «la memoria siempre es un cine de barrio».