La Fundación José Manuel Lara acaba de publicar La novela del buscador de libros, del gran cuentista, periodista, poeta y novelista jerezano Juan Bonilla, uno de los referentes literarios indudables de la España literaria de finales del siglo XX y principios del XXI.

El libro es un ensayo apasionante sobre la bibliomanía, que no bibliofilia o coleccionismo. El primero busca de forma incansable libros sólo por el placer de tenerlos y leerlos, habitualmente estos pasan a formar parte de su biblioteca, se agolpan en sillas, mesas o estanterías de una forma desordenada aunque el orden, de cualquier forma, está en la cabeza del bibliómano. El segundo une a esta cualidad la búsqueda de primeras ediciones o libros prácticamente inencontrables. El coleccionista simplemente busca completar colecciones. De hecho, su autor ha dicho que, cuando estaba a punto de completar una colección, lo dejaba, ironizando así sobre la propia materia de su ensayo.

Juan Bonilla es un bibliómano y esa experiencia es la que cuenta en este libro. En una reciente visita a Málaga, el escritor, exeditor y periodista contó que un amigo no le puede decir que está buscando un libro, porque él se lo toma como reto personal y acaba encontrándolo, por muy antiguo o difícil que sea la tarea, ya sea a través de la red o en diferentes librerías de Sevilla, la ciudad donde vive, o del mundo. Él, de hecho, dice que tiene entre 8.000 y 20.000 libros.

En el libro, por ejemplo, cuenta cómo localizó un libro en Coimbra, que buscaba uno de sus amigos, a través de un conocido que vivía en Lisboa; o cómo cambió una primera edición del Romancero Gitano de Lorca a cambio de un ejemplar antiguo de Camino, el libro de Escrivá de Balaguer, fundador del Opus.

Pero en este libro hay mucho más, porque en sus páginas se dejan ver las filias de este escritor, sus referentes, sus intentos por conseguir la inmensa obra, desperdigada por editoriales de provincias, del gran poeta Julio Mariscal, su querencia primera por Bukowski, a quien considera uno de los mejores autores para ser leídos en la juventud lectora, pero ya superado, y sus relaciones con otros escritores y amigos.

También queda patente el amor por las librerías de segunda mano que siente el autor y no sólo retrata las sevillanas, las que más conoce, sino también los mercadillos de libros más peligrosos de Centro América, librerías que andando el tiempo, y aun conservando su función, se convirtieron en puticlubes, o una que es a la vez una peluquería y una librería. Si amas los libros, sin duda, esta propuesta narrativa es para ti.