En una escena del libro la protagonista y autora, la librera Belén Rubiano, quiere cortar por lo sano la querencia de una limpiadora de hogar por las novelas románticas de tercera categoría, de esas con personajes arquetípicos y argumentos predecibles.

«¿Me permitiría usted que le recomiende algo?», le pregunta, y cuando la señora accede le pone en las manos un ejemplar de Orgullo y prejuicio. La mujer comprueba que se trata de un ejemplar de Cátedra, como los que estudia su sobrina universitaria, así que le contesta que algo así es incapaz de leerlo. La librera le tranquiliza y le dice que si no le gusta, lo puede devolver.

A los pocos días, la mujer entra emocionada en la tienda y abraza a la librera: «¿Pero usted sabe lo que ha hecho? Que no lo he leído, lo he devorado», señala emocionada.

Esta escena resume a la perfección la historia de amor de Belén Rubiano con los libros que ha titulado Rialto,11. Naufragio y pecios de una librería y que acaba de publicar en una preciosa edición Libros del Asteriode.

La obra narra con inteligencia y un humor luminoso la evolución de esta niña de Marchena, en cuya casa sólo había tres únicos libros (Los siete pecados capitales en USA; Tres muchachas de París y el Estatuto de los trabajadores), y cómo pasa de lectora apasionada a encargada en una cadena local de librerías, hasta que finalmente emprende la aventura de regentar una pequeña librería en la sevillana plaza de Rialto.

Pero Rialto, 11 es algo más que una sucesión de anécdotas librescas, pues además de narrar el auge y caída de una librería independiente, incapaz de vencer el sino digital de los tiempos y el empuje de las grandes cadenas, es una brillante reflexión sobre los bienes que depara la lectura incluso en medio de la tormenta.