En Europa tenemos dos escritores que en vida se han convertido en clásicos y siguen produciendo obras a un ritmo endiablado. Uno de ellos, con noventa y cinco años, es el italiano Andrea Camilleri (Porto Empedocles, 1924) y el otro, con ochenta y dos, es el griego Petros Márkaris (Estambul, 1937). Ninguno se ha rendido todavía y continúan utilizando los resortes de la novela negra como un bisturí bien afilado, para penetrar en los intestinos de la sociedad. Además, Márkaris se atrevió a novelar las causas y consecuencias de la crisis económica actual en una trilogía: Con el agua al cuello, Liquidación final y Pan, educación, libertad. Ahora llega a nuestras librerías Universidad para asesinos. Aparentemente se trata de otra aventura del comisario Kostas Jaritos, pero es algo más, mucho más. En principio nos presenta a su protagonista sustituyendo provisionalmente a Guikas, el jefe de policía; después nos deleitará con la feliz circunstancia de que la edad ha pasado para todos, incluso para Jaritos y su esposa Adrianí, por lo que nos encontraremos ante una futura pareja de abuelos. La historia comienza con el matrimonio de vacaciones en Epido, al norte de Grecia limitando con Albania, de donde son originarios. De esta manera aprendemos algo de la historia de Grecia, pues este territorio fue entregado a los griegos después de las guerras de los Balcanes de 1913-14. Márkaris nos describe la belleza natural de la zona con sus interminables cumbres, sobre todo los montes Astraka y Gamila, utilizados por la resistencia griega contra los nazis y ahora, ironías de la historia, aprovechadas por los alemanes para practicar ala delta. Las vacaciones se terminan y el matrimonio ha de regresar a Atenas, donde el éxodo de verano ha comenzado