Una Semana Santa on the rocks en San Roque nos propone Alfonso Vázquez en la historia que cierra el humor de una hilarante trilogía de surrealismo español, enredos jardielponcelinianos y ese toque Azcona con el que nos ha ido invitando a pasar divertidas lecturas en su Macondo vazqueño. Ese San Roque on the rocks conquistado a tirón de cañón en agosto de 1588 por el capitán Alonso de Uncibay y en cuyas calles, playas y pubs es fácil cruzarse de frente o de incógnito con estrellas de cine, maestros de esgrima de la política, coleccionistas de primeras ediciones y como en esta entrega, El Fantasma de Azaña se aparece en chaqué, a Iris Murdoch o a la joven princesa Isabel de Inglaterra curiosas ambas por La Cena, bajo la magistral tutela del profesor Antonio Garrido Moraga, elegante siempre en el salón azul prusiano de sus lecturas privadas. No sólo estos ilustres personajes son tramados por Vázquez como dibujos de carboncillo de periódico con lujo de detalles y picaresca vida clandestina en la tierra española intrusa en el Reino Unido. También, igual que hizo en sus anteriores novelas, nos coloca en las primeras aguas de la lectura un crimen con misterio de los que abren el apetito del inspector Mompou, y de su fiel amigo el insigne periodista Julio Camba. Será en este caso un chino con un papel escrito en ruso dentro de la barriga el que encuentre el joven naturalista Carrots. Y con ellos un amplio pelaje de colores humanos que enriquece el suspense de la historia cuyo comienzo es un viernes de Dolores, el primer día del mundo para el encargado de llevar a cabo con éxito la Operación Castellón.

Le ha gustado a Alfonso Vázquez desde su primera novela, Crimen on the rocks de la exitosa serie, que bien podría seguir continuando para nuestro regocijo aunque también su humor es audaz de adentrarse en otros ámbitos, en distintas islas o géneros de su personal narrativa, involucrar en las historias guiños alrededor de Málaga, de la actualidad sociopolítica y especialmente criaturas como Valle-Inclán, Dalí, Unamuno, y ahora a un Ortega y Gasset que visita On the Rocks invitado a conferenciar sobre La República de Platón por su exiliada allí alumna María Zambrano, directora del Instituto Kantiano, fumadora de pipa y, junto con su hermana, domadora de gatos salvajes, rivales de las agresivas ardillas de la isla en la que también los turistas visitan un falso barrio andaluz con aroma a azahar. No le tiembla al autor de sus célebres 'mis circunstancias y yo', saberse plato cultural fuerte el mismo día de fervor de calle de El Calvario y El Descendimiento, y mucho menos que en la suite del Generalísimo del Hotel España se le aparezca el fantasma de Azaña de etiqueta, dispuesta a intercambiar charletas.

Hace fácil lo difícil Vázquez al elaborar un perfecto y equilibrado cóctel con toques de la novela negra de García Pavón y la observación seca de su personaje Plinio, la caricatura elegante de escenarios, sucesos y personajes con los que construye atmósferas y situaciones de humor cinematográfico propias del mejor Lubitsch, que resulta ameno, jovial y muy digestivo en estos tiempos de experimentaciones, ficciones del yo en el espejo y naiff influencers sin tuétano ni provocación. Aunque lo mejor del sello del escritor malagueño, que nada exige de su condición cuando su literatura de humor es potente y personal, reside en la naturalidad de una prosa con la que subvierte el lenguaje, crea ingeniosos diálogos y secuencias propias de comedia con mayúscula. Nada deja fuera de su dominio de la trama con resortes de relatos secundarios, como los clandestinos paseos a turistas a cargo de la Guardia Civil del sargento Garmendia, la conjura trotskista de espionaje y asesinatos o el estilo de Pericón de Clovelly para florearle saetas a La Cena. Situaciones, secundarios habituales de la saga, como Arizmendi o Gómez, protagonistas y bromas de nombres con los que Vázquez confiere psicología, movimiento y conflicto a la trama que urde y en la que, sin que sea consciente hasta que ya no pueda irse de rositas, involucra al lector como una más en un peculiar universo del que esperamos otra entrega o un mccarty volveré. Mientras, lo esperaremos con una pinta inglesa.