A la célebre y larga lista de detectives descreídos, solitarios y ácratas de la historia de la literatura hay que sumarle un nuevo personaje: Fran Rodríguez. La Costa del Sol tan dada a las noticias luctuosas estaba falta de su Marlowe particular, de su Carvalho, de su comisario Montalbano, del granadino Polo de Justo Navarro. En esta línea tan exitosa de la novela negra Juan José Fernández ha acertado con una creación que rima perfectamente con los ambientes angelinos que tan bien inspiraron al padre del género Raymond Chandler.

En este caso, el profesor Fernández ha parido una criatura que pronto se gana el cariño del lector; otro perdedor, otro antihéroe castigado por las mujeres y empeñado en hacer prevalecer, como Don Quijote, un orden y unos valores en decadencia. Con sus pocas armas y su inteligencia de viejo zorro hará frente a un gran enemigo que se esconde tras un asesinato múltiple, en el que la propia policia no quiere meter bien las narices. Siempre llegan tarde.

Dicho todo esto, 'Al tantear la costa' es el título de la novela -ya en su segunda edición- que introduce en una trama donde se siente la intriga, se agolpa la acción, hay disparos por cada esquina y coches en persecución, un telón de fondo con droga y garitos con trastienda, desfilan por ella galeristas corruptos (Málaga y sus museos) y hasta asoma el terrorismo islamista. Todo ello en una amalgama de buena literatura, trepidante verbo, descripciones minuciosas y una ironía filosófica que es la guinda y a la vez la clave. Con esas frases lapidarias del que ya viene de vuelta de todo. Lo dicho, hay un detective nuevo en la ciudad, se llama Fran Rodríguez. Habrá más entregas.