Thomas Hardy fue aprendiz y discípulo de un arquitecto en Dorchester y posteriormente delineante en Londres, pero tras iniciarse con éxito en la novela por entregas, lo dejó todo por la literatura y triunfó. El éxito empezó a llegar a partir de su segunda novela, 'Bajo la verde fronda', y a partir de entonces Thomas Hardy, desde su Dorchester natal, se dedicó a edificar una prolongada carrera de escritor: poemas al principio, catorce novelas largas y otros libros de relatos y regreso final a la poesía.

En esta ocasión vuelve a ser Alba editorial la que publica en una exquisita edición 'Bajo la verde fronda'. Alba ya se ha ocupado de poner en circulación los principales títulos de Hardy, como Jude el oscuro, Tess de los d'Urberville o sus magníficos 'Cuentos completos', entre otros.

En 'Bajo la verde fronda', los músicos de la parroquia de Mellstock, orgullosos de su arte, ven peligrar su continuidad cuando el nuevo párroco compra un órgano para la iglesia que supone reemplazarlos. Las razones del párroco para esta novedad no son solamente musicales: la oportunidad de tener cerca a la que será la joven organista, Fancy Day.

Lo notable es ver cómo Hardy le va dando cuerpo a esa historia hasta otorgarle una densidad dramática sobrecogedora. Hardy no es un analista de conciencias ni de grupos sociales, pero sí es un expositor privilegiado de la condición humana y ése es su fuerte.

El relato brilla por su solidez, por la potencia de su estructura, por su grandiosa construcción; a la par la narración va acompañada de muchos elementos folletinescos que hacen de la novela una narración trepidante y placentera.

Ya en 'Bajo la verde fronda' se detecta el estilo que le hizo perfectamente reconocible como escritor basado en la idea del fatalismo. Sus personajes, por lo general, terminan mal: o en la muerte o en el fracaso. Todo lleva una carga de fatalidad que priva al hombre del control de su destino.