¿Cómo le sentaría al Reino Unido su misma medicina? Con esto es con lo que elucubra el periodista y escritor Alfonso Vázquez al plantear, ambientada en la España de Franco, una colonia española en el sur de Inglaterra -lo contrario de Gibraltar-. Tras Crimen on the Rocks (Premio García Pavón de novela policiaca 2015) y La venganza de los hombres loro, en El fantasma de Azaña se aparece en chaqué se entremezclan el fantasmagórico Azaña con Ortega y Gasset, María Zambrano y hasta con el exconcejal de Cultura Antonio Garrido Moraga, convertido en personaje literario.

¿Tenía en mente escribir una trilogía?

Ni por asomo. Escribí la primera entrega inspirado por un numerito real de las autoridades de Gibraltar para fastidiar a los pescadores españoles, tenía material para una segunda y luego el editor me dijo eso de «No hay dos sin tres» y me puse a la tarea. En todo caso es una trilogía que se puede leer en cualquier orden.

¿San Roque on-the-Rocks es la respuesta humorística a tantos años de dominación británica sobre el Peñón?

Es una forma de tomarse con humor el inflamado mundo de las patrias, las banderas y los nacionalismos.

¿Y qué propone para Gibraltar?

¿La solución más llevadera y rentable?, convertirlo en un parque temático hispano-británico gestionado por los dos países.

En su novela, Azaña se le aparece cada dos por tres al pobre de Ortega y Gasset.

Lo cierto es que, pese a que los dos fueron grandes intelectuales, a que escribían de maravilla y a que probaron las hieles -que no las mieles- de la política de su tiempo, fueron como el agua y el aceite. No hubo ninguna sintonía entre ellos.

¿Lucha de egos?

Algo habría. Ortega no se alegró mucho cuando supo que Azaña decía de él que sólo tenía ocurrencias.

También desfilan por la obra Julio Camba, María Zambrano, Franco, Stalin, Iris Murdoch, la princesa Isabel de Inglaterra ¿por qué esa fijación por los personajes históricos?

Es un truco bastante viejo. Cervantes emplea a personajes reales en algunas de sus obras, empezando por El Quijote y Valle-Inclán hace lo mismo en su maravillosa trilogía de El Ruedo Ibérico. Siempre hago uso de personajes reales porque creo que contemplarlos en un entorno tan ajeno o surrealista acrecienta la comicidad (esa es al menos mi intención).

¿Se documenta sobre ellos?

Sí, es una excusa como otra cualquiera para leer sus biografías y sus obras, cuando las tienen. En el caso de Iris Murdoch, es mi escritora favorita y tenía ganas de que apareciera en la trama. En el de Stalin y Franco, quise satirizar a los dos porque en España se tiene la mala costumbre de ser bastante condescendientes con los dictadores más cercanos a la ideología de cada cual. A ver si se nos quita ese hábito tan poco imparcial y tan poco saludable.

Además, ha convertido en personaje a Antonio Garrido Moraga y le ha dedicado la novela.

Aquí es nada menos que profesor de Literatura española de la familia real inglesa y discípulo de Unamuno. Antonio siempre fue muy generoso con mis novelas y me llamaba cuando estaba a punto de terminar de leerlas para comentármelas por teléfono. Por eso, en esta última entrega le propuse incluirlo en la trama y le gustó mucho la idea. Por desgracia, falleció con la novela recién terminada. Por eso le pedí al gran Pepe Gallego -la parte dibujante de Gallego y Rey, que siempre me dibuja las portadas de los libros- que incluyera una pequeña caricatura de Antonio Garrido, como homenaje. Era una persona brillante, irónica, culta, entusiasta, generosa... Qué menos que este modesto homenaje a un gran tipo.

Sitúa la colonia española de San Roque on-the-Rocks en el condado de Devon, asomada al Canal de Bristol. ¿Hay algo de verdad en esta creación?

Algo hay. De los 15 a los 18 años estuve pasando un mes con una familia inglesa en Ilfracombe, un pueblecito costero de Devon. Las hechuras de San Roque on-the-Rocks beben mucho de ese precioso pueblo, en donde, por cierto, asistí a la conmemoración del cuarto centenario de la Armada Invencible, en 1988. Quemaron en el mar la réplica de un galeón español.

Y San Roque nace de ahí.

Sí, de tres carabelas de la Armada Invencible que se estrellaron contra la costa y los marineros se hicieron fuertes. Eso ocurrió en 1588... y hasta el día de hoy.

¿Planea el desarrollo de las novelas?

Todas empiezan con un primer fogonazo absurdo que me suele surgir en la ducha o paseando por Málaga; en este caso, una escena de José Ortega y Gasset y el periodista Julio Camba atrapados en un ascensor. A partir de ahí he desarrollado la novela y me lo he pasado muy bien.

¿Es complicado introducir el humor en una novela policiaca?

Ya lo hicieron, y bastante mejor que yo, Eduardo Mendoza, Jardiel Poncela, García Pavón o el recién desaparecido Andrea Camilleri, así que sólo he tenido que seguir sus pasos y aprender de ellos.

Recomiéndeme una novela de humor.

La estupenda Roque Six de José López Rubio, uno de los representantes de la otra Generación del 27, la de los humoristas, tan buena como la de los poetas, aunque muchísimo menos conocida.

¿Y eso a qué se debe?

A que el humor siguen sin tener prestigio en España. Ocurre en el cine con los premios, porque se premian más los dramones que las comedias, y se puede ver hasta en los telediarios. Para mi gusto, la tragedia está sobrevalorada.

Por cierto, ¿qué le parece el nuevo primer ministro británico Boris Johnson?

Es el sueño de cualquier humorista, una especie de hermano menor de Trump tan impredecible y tarambana como él. Con permiso de Nigel Farage, que también es para echarle de comer aparte, nadie personifica mejor la insensatez patriotera del Brexit.

¿Habrá más entregas de San Roque on-the-Rocks?

Por ahora, con una trilogía tengo bastante. Las tetralogías se las dejo a Wagner.