No es un libro cualquiera de los muchos que se han escrito sobre los años de oro de Torremolinos cuando buscaba la libertad y era envidiada en media Europa y, por supuesto, en la España franquista. Ni tampoco se pueden encontrar páginas escritas con más sentimiento de la Málaga de los años sesenta. La de los corralones del Perchel, la playa de la Misericordia, con personajes vivos, que luchan por sobrevivir y que algunos de ellos, como Falito, terminan en la noche de Torremolinos, tejiendo historias donde se cruzan franquistas con los primeros gais en las eternas noches del Pasaje Begoña por donde pulula, también, quien fuera presidente del C.D. Málaga, Antonio Rodríguez, asesinado en extrañas circunstancias y que en esta novela se rebelan causas y motivos de su muerte y quien le disparó.

Nunca se ha descrito con tanta fuerza y personalidad el Torremolinos del Pasaje Begoña, del histórico Pedro`s, cafetería que era como el pulmón de la libertad que se ansiaba, como tampoco la fiesta que duró hasta que los huesos pudieron aguantar y que en el libro está narrada con la meticulosidad de quien domina la vida hippie. Se llama «El árbol de la cucaña» porque Antonio Jurado ha querido centrar en esta fiesta el punto de partida del cambio que experimentó pasando de un villorrio de pescadores a ser el ombligo donde se cocinaba la libertad, a todos lo niveles, con gran cabreo de los franquistas de tomo y lomo, pero que no dudaban en sumarse a la fiesta que eran las noches de Torremolinos, tocada con un puntito de libertinaje, matones, puterío y cargadas de hedonismo barato, con las neuronas saturadas de ácido.

El autor de esta apasionante novela, basada en hechos reales, es Antonio Jurado Bueno, fisioterapeuta de profesión y con apasionado interés por la Málaga y Torremolinos de la década de los años sesenta describe con extrema sencillez y escritura cercana, recorriendo la espina dorsal de aquella sociedad que vivía en la esperanza de salir del mundo negro que la rodeaba. Antonio Jurado demuestra tener un conocimiento tan real de aquella vida en La Tralla que parece poder vivirla en primera persona. Si alguien quiere conocer cómo era la Málaga de los años sesenta, asomada a la mar de La Misericordia, tiene en este libro, de fácil y atractiva lectura, motivos más que suficientes para recrearse con personajes que construyen historias que apasionan.