Anagrama cumple 50 años y 4.000 libros publicados, y lo hace con su fundador jubilado, un inagotable Jorge Herralde que sigue yendo todos los días a la oficina -seguro que alguno de los nuevos empleados piensa de él que es una lata de hombre-. Quizá Anagrama ya no sea el faro de modernidad que fue para muchos lectores, en especial para los más 'hipsters' y también para muchos despistados que ejercían de sobacos ilustrados paseando con sus libros a todas horas. Lo que digo, quizá ya no sea la editorial que publica lo que hay que leer, pero resulta que en mi mesa tengo para leer El amigo (Anagrama), de Sigrid Nunez. Y en cambio, no tengo nada pendiente de Páginas de Espuma, flamante ganadora del Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial, sin duda un merecido reconocimiento a sus 20 años y algo más de 800 referencias -la pena es que este premio es honorífico y no tiene dote económica, con lo bien que le viene el dinero a nuestras editoriales-. Durante toda mi vida lectora, Anagrama siempre ha estado ahí. He visto pasar a muchas editoriales, muchas ellas atractivas y orgullosas, pero pocas han sido tan constantes y fiables como esta casa editorial. De esos 4.000 libros publicados, seguro que podría leer con gusto la mayoría de ellos, y creo que eso es lo mejor que se puede decir de una editorial.