En 'Kleinstadtnovelle. Relato de provincias' (Gallo Nero), la capital alemana es la meta que se intuye desde la fotografía de cubierta en la que una pareja punk camina por Prenzlauer Berg siguiendo la inercia que imprimía Berlín Este. Poco después, resuena como antesala la 'Canción de amor de los malos tiempos' de Bertolt Brecht y, a renglón seguido, el lector sucumbe a un inicio en el que explota la búsqueda de la identidad sexual: «Tengo miedo, soy mujer, soy hombre, doble, siento mi cuerpo alejarse de mi cuerpo... no quiero ser doble, ¿quién soy?».

Este itinerario interior es uno de los dos grandes viajes -que vienen a ser el mismo- por los que fluye el torrente imparable de este libro en el que se abrazan la historia, la política, el sexo y la vida misma. De este relato que es autobiográfico en todos los sentidos y sigue el mismo trayecto vital que Ronald M. Schernikau (1960-1991), quien tras dar sus primeros pasos en la RDA se trasladó con solo seis años a la RFA. Y, luego, al atravesar una adolescencia respirada bajo el presente que ahogaba en provincias, terminó abrazando el vértigo de Berlín, la gran ciudad que tanta tinta derramó cuando se escribía la Historia reciente del viejo continente.

Es, precisamente, este desplazamiento el que se evoca en un título que llegó a ser considerado de culto en la Alemania dividida de los 80 y, a su vez, se erigió en un icono de la literatura gay después de que su autor lo publicase cuando aún no había cumplido los 20 años. La voz de b. -el alter ego protagonista- se apodera de la lectura hasta hacer partícipe a quien se entrega a este relato de una lucha y de un anhelo que invita a hurgar en la figura de Shernikau, poeta y comunista militante que atravesó la noche berlinesa de los 80 antes de que el sida acelerase el epílogo de una biografía tan intensa como comprometida con el Este alemán.