El cuerpo es un libro de personajes compuesto por sus miembros. Cada uno es una trama, una intriga y varios desenlaces. La cabeza, los brazos, la nariz, la oreja, un hombro interrogante, la barriga y cómo no la vagina como futuro del mundo y el pene cuya fruta de temporada emerge sin depender de los apetitos de temporada. El cuerpo como mapa y como viaje por el que Andrés Neuman transita en forma de escritura que lo desnuda, que lo explora, que lo canta y aproxima a lo que más le gusta: el relato y el juego con todas las posibilidades del lenguaje. Lo mismo da que será el del erotismo, el del obrero, el del capitalismo, el coreográfico, el publicitario, el transgresor, el canónico o simplemente el anatómico con el que nombra éste, su último, propósito literario. 'Anatomía sensible' para recorrer con yemas suaves y mirada atenta a descubrir todos los cuerpos que hay en un cuerpo, y las islas, provincias y estados en los que se divide. Y como dije al principio sobre el cuerpo no como verbo de la piel y de la carne, en los que suceden casi todos los accidentes de la identidad y del tiempo, si no como personaje con entidad física, psicológica, capaz de ponerse a dudar acerca de sí mismo, de cubrirse de manera braquicéfala o dolicocéfala los diferentes tipos de cabeza o de ser víctima involuntaria de las lluvias ácidas, de las caricias capitales, de una inspección cercana o de los motivos por los que siempre huye la espalda. Nada se le queda fuera de la mesa de operaciones al bisturí poético con el que Andrés Neuman juega a la infancia traviesa de los doctores y a la mirada científica de quién tiene experiencias variadas después de tomarle al cuerpo temperaturas, escondites, divertimentos, secretos, pesadillas de Klee, el calor de las sienes, sus solemnidades y sus malas o sensuales vibraciones. De cada capítulo extrae un aforismo, un embrión de misterio, un par de versos erizados o subrayados en rojo, el temblor de una sonrisa que a veces es hacia fuera y otras hacia dentro.

Anatomía sensible exige que nos olvidemos de los prospectos heredados y habituales sobre el cuerpo y que entendamos la brújula desveladora de su descritura igual que un espejo con el que cada cual irá descubriéndose y renombrando de nuevo órganos, funciones, equívocos, joyas, traiciones, miedos, anhelos, conquistas, erosiones, sospechas y eurekas. Un compendio de todo ofrece este catálogo que tiene aires ilustrados del erotismo de boudoir del XVIII, y la delicadeza sedosa entre Anais Nin y Bataille. De algunos más guarda Neuman su guiños en el encaje de esta divertida, brillante e ingeniosa bitácora que nos induce a volver a mirarnos sin vergüenza y a recordar el placer de lo que fuimos, el deleite de lo que somos, el disfrute de aquello en que nuestra piel nos convertirá, las pruebas horizontales y verticales, las objeciones y miradas quirúrgicas. Ninguna tragedia ni esperanza acerca del cuerpo volverá a ser absoluta, triste o moralmente decimonónica después de la lectura por este libro que también tiene zapatos.

El patrimonio del tobillo, el cuello espía, la ornitología de la axila, el panfleto de las nalgas, las ocupaciones del ombligo, la sien alucinógena y sus vínculos con los disimulos cosméticos, la capacidad de representación, sus revoluciones de asombro y sus incógnitas a despejar las irá desvelando Neuman al lector con su talento para aderezar con detalles sorprendentes y con humor, para compartir propósitos teóricos -si lo dejasen haría de cada parte del cuerpo, de sus usos y variantes, un minucioso decálogo al que pasado un tiempo le restaría leyes y las cambiaría por otras-, y con aliento creativo y novedoso, travieso y deslumbrante, escoger cualquier tema para hacer croché o crochet y todas las juguetonas heterodoxias con las que enriquecer y ejercer esa gran género literario que es Escribir.

No saldrá el lector de las ficciones y convincentes análisis de este tratado de anatomía sin advertir frente al espejo la arruga o el labio de sonrisa en el pentagrama de su frente. La diana a la que apuntó el escritor que en realidad nos está contando sobre las diferentes culturas desde las que se mira y se habla del cuerpo.