Iris Murdoch nació el 15 de julio de 1919. En este 2019 se conmemora el centenario del nacimiento de esta irlandesa, de Dublín, que murió el 8 de febrero de 1999, víctima del alzheimer que se había adueñado de ella y devastó su mirada profunda que tanta luz había dado al mundo literario y filosófico.

Ahora, cuando este año del centenario del nacimiento toca a su fin, la editorial Impedimenta quiere culminarlo con una singularidad especial y solemne con la publicación de 'Monjas y soldados', una novela que Murdoch escribió en 1980, en la madurez de su creación literaria, pero que ha permanecido inédita en español hasta la fecha. Un regalo mayúsculo para culminar este centenario.

Impedimenta viene siendo, sin duda, una de las pocas editoriales españolas, junto con Lumen, que más y con más afán se ha dedicado a divulgar en español los textos de Murdoch y de difunfir su grandeza literaria. Este 'Monjas y soldados' se une a otros títulos ya editados anteriormente como 'Henry y Cato', 'El unicornio', 'El libro de la hermandad' y 'Bajo la red'.

El trabajo de Impedimenta con la edición 'de Monjas y soldados' ejemplar. Con una edición muy cuidada y asequible, para el lector que por vez primera se acerca a esta obra.

'Monjas y soldados', es una novela de 1980 donde Murdoch vuelve a explorar un tema recurrente en ella y propio de su formación filosófica: la compleja filosofía de los sentimientos y, en especial, de ese amor que incluye al odio así como a todas las estaciones intermedias.

Ambientada en Londres y en el sur de Francia, esta novela brillantemente estructurada se centra en dos mujeres: Gertrude Openshaw, enviudada tras la reciente muerte de su esposo, pero aún joven para alimentar y despertar pasiones y Anne Cavidge, una monja católica a la que las dudas le hacen abandonar el convento tras 15 años de clausura y la búsqueda de un Cristo más a su medida.

Junto a ellas, el escenario muestra una familia grande, próspera, principalmente judía, con banqueros, funcionarios y profesionales de las finanzas.

En este escenario y alrededor de las dos mujeres, se mueve una fascinante variedad de hombres y mujeres, como el Conde, un polaco solitario, enamorado de Gertrude y que vive obsesionado por recuperar las antiguas glorias patrióticas de su padre; Tim Reede, un pintor sórdido y de escaso talento, pero atractivo, y Daisy, su amante, intransigente y vengativa; la manipuladora señora Mount; y muchos otros personajes dibujados mágicamente que se mueven entre el deseo y la obligación, la culpa y la alegría. Un escenario en el que Murdoch se mueve con maestría y en el que nos presenta personajes de alta cultura intelectual y moral. Esto aparce ya en el inicio mismo del libro con su protagonista preguntando por Wittgenstein, que fue maestro de la propia Murdoch cuando estudió Filosofía en Cambridge.

La trama, aunque lenta en sus primeros pasos, se vuelve más animada y en movimiento a medida que esta avanza y donde nos encontraremos, como tantas veces antes en el mundo de Murdoch, inmersos en una marea emocional sin preguntar demasiado a dónde nos lleva.

Pero los escritos de Iris Murdoch tienen el poder de involucrar al lector en sus conflictos, incluso sin los placeres del reconocimiento o la simpatía; y aunque tardan en desarrollarse, los conflictos no están ausentes. Y como siempre con Iris Murdoch, las aparentes simplicidades morales resultan ambiguas o inciertas, siempre hay conflictos morales de difícil solución.

El escritor ingles Martin Amis, que siempre ha señalado su admiración por la prosa de Murdoch, escribía de 'Monjas y soldados': «Las novelas de Murdoch son tragicómicas, en el sentido de que aproximadamente la mitad de sus personajes viven felizmente después que acaban, mientras que las monjas y los soldados siguen solos».

Y es que el arte del escritor puede ser mistificación y diversión, pero también búsqueda de la verdad y revelacion de ésta.