Una joven y su futura suegra viajan en coche rumbo a un hospital, cuando la suegra cita al británico Enoch Powell, un político xenófobo de los 60, que alertaba que algún día los emigrantes invadirían el país. En ese momento, la joven es consciente del muro «altísimo e indestructible» que se alza entre ambas, «un muro levantado a base de miedo, suspicacias y -tal vez- incluso con algo de esas cualidades tan propias de la particular idiosincrasia inglesa: el pudor y la vergüenza».

El escritor inglés Johathan Coe (Birmingham, 1961) ha querido explicar las causas del imprevisto muro del Brexit en la brillante 'El corazón de Inglaterra'. Como es habitual en él, se trata de una novela coral, con la particularidad de que la acción principal transcurre en su ciudad natal, que retrata con causticidad, como el paradigma de la Inglaterra profunda frente al cosmopolitismo de Londres. Y para que no quepan dudas, uno de sus personajes recuerda que Tolkien se inspiró en la región central del país para situar su famosa Tierra Media, hogar de los provincianos hobbits.

Coe viaja a la 'tierra de los hobbits' como un antropólogo cargado de ironía para dilucidar las causas del desastre. Y lo hace de la mano de personajes de anteriores novelas como los hermanos Benjamin y Lois Trotter, presentes en 'El Club de los Canallas' y 'El Círculo Cerrado', el primero de ellos, retirado en un antiguo molino de esa 'Tierra Media' y como cordón umbilical con la vida moderna, su amigo Doug, cronista político en Londres, con acceso directo a Downing Street.

El autor plantea una acción muy escalonada, que comienza en 2010 y llega hasta septiembre de 2018, con lo que tiene tiempo para indagar, a través de sus personajes, en ese cercado que los 'hobbits' levantan alrededor de su territorio para protegerlo de invasiones foráneas. Por esta gradación, la acción política no marcará el desarrollo hasta la aparición del referendum de Cameron. Hasta entonces, lo que Jonathan Coe hilvana es una contenida y entretenida sátira sobre los 'valores ingleses', entre los que no se encuentra, concluye, la multiculturalidad. En su obra, los defensores de esos supuestos valores son siempre personajes caducos y elitistas, incapaces de adaptarse al mundo actual. Quizás por eso, una música muy presente en la novela es la balada 'Adíos, vieja Inglaterra, que añora las bondades de un pasado magnificado y falseado.

La novela se centra en las andazas de Benjamin Trotter, desengañado del mundanal ruido; en su cosmopolita sobrina Sophie, que se asoma a la 'tierra de los hobbits' merced a un inesperado romance, y a través del cronista política Doug averiguamos qué se va cociendo en las altas esferas.

Sólo hay un momento, muy logrado en la novela, en el que las dos Inglaterras irreconciliables se unen de forma simbólica: frente al televisor en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres, un momento que Coe aprovecha de manera muy sagaz para ofrecernos, a través de los personajes-televidentes, un sugerente caleidoscopio del país.

Brillante y entretenida, encierra una inquietante conclusión, y es que la vieja Inglaterra, la tierra que inspiró a Tolkien, está impregnada de una galopante xenofobia que ha sido jaleada gracias a una ración de mentiras y simplezas por una generación de políticos pijos e irresponsables.

Nada simboliza mejor la estupidez del Brexit como el diálogo, en el último tercio de 'El corazón de Inglaterra', entre una diputada conservadora y el presidente de su asociación de electores. El hombre, cuidador de cerdos, explica que los animales se alimentan de pienso de trigo y cebada por imposición de Bruselas, un lujo perjudicial para su bolsillo cuando, «en los viejos tiempos les dábamos bazofia y punto. No nos costaba prácticamente nada». Ni que decir tiene que el 'hobbit' añora como pocos «recuperar nuestra soberanía». En suma, regresar a la bazofia.