Lástima que el tiempo sean tan despacioso y lento en su devenir, aunque a veces nos parezca que bulle en demasía. Por ello ha habido que esperar 32 años desde la muerte de la española Victoria Kent y casi el doble (62 años) desde que falleció la chilena Gabriela Mistral y 40 desde que lo hizo la argentina Victoria Ocampo para conocer el epistolario personal y sentimental que estas tres mujeres mantuvieron durante 47 años, desde 1932 a 1979, año en que, tras fallecer Ocampo, solo quedó Victoria Kent.

El trabajo de recopilación de esta copiosa correspondencia ha sido posible gracias al empeño de Elisabeth Horan, Carmen de Urioste y Cynthia Tompkins y finalmente editadas por Renacimiento bajo el título: 'Preciadas cartas 1932-1979'.

Hablamos de tres mujeres excepcionales. Gabriela Mistral, poeta, periodista y Premio Nobel de Literatura en 1945; Victoria Ocampo, gran mecena argentina de la cultura a través de la revista Sur que impulso el trabajo de mucos intelectuales sudamericanos y de Victoria Kent, política republicana, malagueña de nacimiento, directora general de Prisiones durante el gobierno de Azaña y defensora de los exiliados españoles durante el franquismo.

Se conocieron físicamente en 1934, cuando Mistral residía en Madrid. Después apenas se vieron siete u ocho veces a lo largo de 47 años de correspondencia, superando todas las barreras kilométricas, pero también las políticas o personales.

Las cartas están distribuidas en tres partes. La primera, la más compleja, reúne 81 cartas, si bien el 80% corresponde a la correspondencia entre Mistral y Kent; La segunda, discurre durante la Segunda Guerra Mundial. Son poco más de 20 cartas pues Kent estuvo escondida en Paris. La tercera serie es de 104 cartas, comienza en Nueva York en 1953, cuando Kent y Mistral ya viven allí.

Las cartas revelan con detalles magníficos la actividad y lucha que estas tres mujeres, auténticas activistas en pro de los derechos de los colectivos avasallados por las guerras o las dictaduras, en especial de los niños.; refleja también a actividad política y social que las tres iban desplegando allí donde se encontraban. Su coincidencia política y social como mujeres librepensadoras, inclinadas a la izquierda, feministas y decididas a labrar su propio destino, les permitió construir una amistad física y epistolar que duró 50 años.

Las cartas, y el trabajo realizado por las tres editoras, revelan también como las tres, en especial Victoria Kent y Mistral fueron avanzadas feministas del movimiento queer, que rechaza la identidad sexual de las personas. Tanto en el Madrid de la segunda república como en el Nueva York de los años 50 a 70, Mistral y Kent coincidieron en vivir en un mundo de mujeres intelectuales y viajeras queer. Ambas se enamoraron de norteamericanas de clase alta y esto es primordial en el desarrollo de sus actividades profesionales.

De 1951 a 1954 Kent vivió en Nueva York como representante de la España republicana en la ONU. En esos años dio clases de español a Louise Crane filántropa, hispanista y millonaria y votante republicana. Louise y Victoria formaron una pareja estable hasta la muerte de Victoria en 1987. Con Louise, Kent se colocó en el centro de la vida cultural y política de NY, ya que en el salón de los Crane, en la Quinta Avenida se reunía lo más granado de la intelectualidad y de la política norteamericana con un marcado sesgo anticomunista. Como consecuencia de la Guerra Fría. Con la ayuda financiera y la seguridad económica que Louise le proporcionaba Kent dirigió desde 1954 la revista Ibérica, órgano de los españoles en el exilio.