Al 'compa' Javier Pérez Andújar le ha salido otra genialidad. 'La noche fenomenal' es mucho más de lo que podemos leer. Hace rato que terminé las líneas que conformaban ese mapa de dos realidades superpuestas en las que pone a vivir unas aventuras a lo que ahora llamarían un grupo de 'freaks' y cada vez creo con más firmeza que es una crónica realísima y acertadísima de una época de cambio como la que vivimos y hasta de una ciudad enjaulada en su propia ficción. También una manera de enfrentarse a la muerte y revivir en las letras, por la resurrección de algunos amigos en ella.

Se puede ver con algo de distancia como una enorme parábola. Y esa metáfora continuada nos dice que los antiguos 'outsiders' son aquí los que actúan con más integridad, empirismo y seny que los 'iluminati' de corbata que nos rodean. Todo el libro se entrega a una oda ditirámbica a lo paranormal de no ser raro, diferente. A pensar y actuar por uno mismo sin dejarse llevar por la masa. ¿Quién no es raro? ¿No somos iguales en esas diferencias?, parece decirnos a cada página.

Hay que reconocer que la trama no es al uso pero que sí está dibujada con una amabilidad, un cariño y una ternura a prueba de críticas feroces para un bestiario de personajes que todos hemos conocido de alguna forma en otra realidad diferente a la del autor. Además 'La noche fenomenal' bebe indisimuladamente del mundo del cómic que tanto gusta al autor y eso le hace ganar en secuencias que son viñetas, que pueden verse como leerse en una crónica de El Caso.

El equipo de personajazos que alimenta un programa de televisión local dedicado a los sucesos paranormales descubre un agujero del tiempo/espacio con el que conectarse con otra ciudad que es igual pero cuyos habitantes se están convirtiendo todos en los mismos sosias. El primer caso que les pone sobre la pista es el de un profesor de dibujo que se ha convertido en Walt Disney. Este peculiar hecho sirve al de Sant Adrià de Besòs para plantear un dilema a fin de cuentas; si quedarse en la pastosa realidad conocida por lanzarse a otra peor por conocer. O si la literatura no puede a la muerte.

Sin entrar en más divagaciones personales, gran parte del mérito y el éxito está en sumar el mundo popular del esoterismo (nueva religión), lo libresco, la noche, el rock andaluz, el extrarradio del que ha mamado y cierto mensaje subersivo, que pudiera sonar a trasnochado, de lucha de clases, y que no es más real porque la tontería nos ha terminado de ganar, en un bestiario de personajes antológicos.

Insisto en que si hay algo realmente meritorio es el rescate de esa antropología urbana de seres realmente reconocibles y que salvo en las muy contadas novelas entregadas a la comedia surrealista no desfilarían con tanta frescura. Ello lleva el aderezo de muchas reflexiones profundísimas, de relaciones al mundo underground de la música antigua, la filología o a lo que eran los mass media hasta hace bien poco.

'La noche fenomenal' es un totum revolotum como la vida misma con una pizca de nostalgia al pasado. Donde no se sabe muy bien donde acaban las fronteras de lo real y lo ficticio y que nos coloca ante ese precipicio filosófico además del de amar lo diferente, lo extrarradial, lo oscuro, lo desdeñado por cutre, lo independiente, a fin de cuentas es una epopeya moderna cargada de romanticismo de barrio y deudor de lo popular desde la erudición del que sabe contarlo.

En algunos de sus personajes se conocen camaraderías reales con el autor, que son explicadas al final, y se percibe su propia figura en el Madrigalista del Clot, una madre con telepatia como la suya, como todas las madres. Esa especie de Maga de Rayuela, en el libro Isis, que es la real cantante rockera Tina Gil y sobre todo un librero llamado José Batlló que hace el papel de barquero que lleva al otro mundo de la ficción desde su no ficción de estar muerto.