El paso del tiempo no ha hecho perder adeptos a la saga de las aventuras de Astérix el Galo, que aunque vivió su edad de oro cuando era dibujado por Albert Uderzo y contaba con los fantásticos guiones de René Goscinny, se supo sobreponer, primero a la muerte del guionista en 1977 y desde hace unos años, a la jubilación de Uderzo, que cuenta con 92 primaveras.

El testigo lo cogió en 2013 Didier Conrad, a cargo de los dibujos, prácticamente calcados de los de Uderzo mientras que el guión recayó en Jean-Yves Ferri.

La cuarta entrega de la pareja, 'La hija de Vercingétorix', continúa con la tradición de alternar aventuras dentro y fuera de la aldea y en este caso, la acción transcurre en el indomable pueblecito galo.

En la nueva aventura, la acción se desencadena cuando arriba a la aldea Adrenalina, la hija adolescente de Vercingétorix, que Astérix y Obélix deberán proteger como sea.

Con 38 álbumes a la espalda, corrían el riesgo los nuevos autores de resultar excesivamente repetitivos, al ceñir la acción a la aldea y por tanto, presentarnos esquemas vistos mil y una veces. Y en cierta manera, algunos elementos como las peleas entre el herrero y el pescadero, presentes en el álbum, son elementos casi obligatorios del guión.

La parte buena es que la pareja ha querido dar una vuelta de tuerca a la historia con dos elementos que dan nuevos aires a la aventura: en primer lugar, la aparición de una pandilla de adolescentes galos que acompañan a la hija de Vercingétorix en sus correrías, un guiño muy necesario a los nuevos lectores y que amplía el campo de acción con nuevos personajes.

En segundo lugar, el que, pese a transcurrir en la aldea, muchas de las páginas de este nuevo álbum se trasladen a las costas inmediatas y estén surcadas por embarcaciones y aventuras náuticas. Una segunda ampliación de la acción que permite que el pequeño mundo del poblacho galo, tan trasegado en aventuras anteriores, no termine por cansar al lector, ante un lógico 'déjà vu', nunca mejor dicho en un álbum del país vecino. Estos dos elementos son los que dan vida a la entrega, aunque no sea de las mejores.